Durante
el parto de Clara no pude evitar recordar el de Isa, estaba muy
nerviosa y deseaba que todo saliera bien, pero no podía ser posible
que siempre nos pasara algo parecido con las ambulancias. ¿Acaso
ninguna de nosotras iba a poder tener a su hijo en un hospital
rodeada de médicos y enfermeras?
-Dani-dije
en cuanto me contestó al teléfono-, estamos en el hospital.
-¿Qué
ha pasado?-sonó bastante alarmado.
-Tú
sobrino ha nacido-respondí-, en casa de Isa y Blas antes de salir a
comprar.
-Madre
mía, en diez minutos estoy allí-dijo-.Un besito.
-Otro
para ti-sonreí al móvil como una tonta.
-¿Qué
dice?-me preguntó Blas.
-Viene
para acá-me senté junto a él que estaba con Sara en sus brazos.
-Manina-me
echó los brazos y yo la cogí.
-Raquel
dice que ya vienen-nos comentó Isa sentándose junto a su marido-.Y
Ainhoa que bajan en un momento, están en la consulta de maternidad.
-Es
verdad, hoy se sabría el sexo del bebé-sonreí.
-¿Tú
cuándo tienes que ir?-me preguntó mi amiga.
-En
dos semanas, a ver si se quiere dejar ver-puse una mueca.
-Tiene
pinta de que va a ser tan tímido o tímida como tú-se rió Blas.
-¿Tu
bebé?-preguntó mi ahijada mirándome con los ojos muy abiertos.
-Sí,
princesa, el bebé se esconde para que nadie le vea-le dije.
-Aún
es pronto-me dijo Isa-, solo estás de cuatro meses.
-Lo
sé, pero me hace ilusión poder empezar a comprarle más cosas
azules o rosas-puse un puchero.
-Hola,
hola-llegaron Raquel y David.
-Hey-les
sonreí.
-¿Cómo
están Clara y el bebé?-preguntó Raquel sentándose frente a
nosotros con Sara, quien le había echado los brazos.
-Les
están haciendo las últimas pruebas-respondió Blas.
-¿Pero
están bien?-preguntó David.
-Los
de la ambulancia nos dijeron que sí-respondió Isa-.Uno de ellos era
el que vino cuando nació Sara y se ha quedado un poco pillado al
vernos.
-Se
habrá asustado porque pensará que no sois capaces de tener partos
normales-se burló el moreno.
-No
te rías que no ha sido culpa nuestra, sino de ellos por no venir
antes-le fulminé con la mirada.
-David,
no te metas con una embarazada, puede traerte mala suerte-se burló
Raquel.
-No
me hace gracia-me crucé de brazos.
-Hola,
chicos-Ainhoa venía de lo más feliz agarrada de la mano de su
chico.
-¿Y
esa felicidad?-le preguntó Blas.
-Ya
sabemos lo que es nuestro bebé-se sentaron con nosotros-, un niño.
-Javier
tendrá un compañero de juegos-sonrió Álvaro.
-Por
Dios, que alguien traiga una palangana que al papi se le cae la
baba-bromeé.
-Ya
llegará vuestro momento-me sacó la lengua.
-¿Todavía
no habéis entrado?-preguntó Dani nada más llegar.
-Hola,
cariño, también nos alegramos de verte-ironicé rodando los
ojos-.Cada día te vuelves más descastado.
-Hola,
amor-me dio un beso en los labios.
-¿Nosotros
no contamos?-Blas le miró alzando las cejas.
-No
mucho-hizo un gesto de desdén y le di un golpe en el hombro.
-Gracias,
mejor amigo-Isa hizo hincapié en la forma de llamarle.
-De
nada-le guiñó un ojo.
-Chicos-nos
llamó Carlos-, ya podéis entrar.
Todos
nos levantamos y le seguimos hasta la habitación de Clara, suerte
que estaba sin compañera porque si la hubiese tenido, no habríamos
podido entrar todos.
-¿Cómo
estás, mami?-me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.
-Bien-me
sonrió-.¿Has visto lo precioso que es mi bebé?
-Es
guapísimo, como sus padres, aunque se parezca más al rubio-señalé
con la cabeza a Carlos que estaba al lado de la cuna pendiente de lo
que le hacían los chicos a su hijo-.Será un gran padre.
-Gracias-me
apretó la mano.
-Menudo
hijo más guapo, es lindísimo-dijo Raquel emocionada.
-Tiene
a quien parecerse-soltó Carlos.
-Menos
lobos, Caperucita-rió Dani.
-Me
parece mentira que estemos otra vez aquí-dijo Isa.
-Parece
que fue ayer cuando discutimos sobre ser los padres y tíos de Chiqui
y ahora estamos aumentando la familia-me emocioné.
-Y
con bebés de verdad-añadió Álvaro divertido y reímos-.Yo aún
recuerdo como si apenas hubiéramos pasado el viaje a Londres, cuando
Isa se nos acercó haciendo como si no nos conociera.
-¡Bella!-exclamó
Carlos por la cara.
-¡Edward!-le
imitó.
-Callad
escandalosos, que nos van a echar-rió Ainhoa.
-No
importa cuánto tiempo pase, ese siempre será nuestro comienzo-dijo
Blas abrazando a Isa que llevaba a su hija.
-Estoy
muy orgullosa de vosotras, chicas, os conozco a las tres desde que
erais piojos y me alegra un montón ver en lo que os habéis
convertido-nos sonrió con los ojos acuosos.
-Momento
histórico, Raquel va a llorar-exclamó Clara.
Todos
soltamos una carcajada, pero nos miramos con ternura, éramos una
gran familia unida y feliz.
-Bueno,
para los que no lo sabéis aun, mi hijo es un niño-dijo Álvaro.
-Otro
machote a la familia, solo falta saber el de Lau-me miró David.
-Se
va a hacer de rogar-Dani me pasó las manos por la barriga.
-No
es eso, es que no está de acuerdo con vuestras apuestas, por eso se
esconde-puse morritos.
-Anda
ya, eso es que va a ser igual de arrogante que el padre-se burló
Carlos y yo lo miré mal-.No he dicho nada.
-El
próximo que vuelva a meterse con mi bebé, se la va a cargar-les
advertí.
-Cuidado
con ella que araña-dijo Dani.
-A
ti el primero-le miré mal.
-A
Isa le dio por las fresas con helado, a Clara por el cambio completo
de humor y a Laura por ser irascible-rió David-.Ainhoa, ¿a ti por
qué te ha dado?
-Por
los peluches-dijo ella.
-Y
los dramas-añadió Álvaro-, se ha visto Querido John tres
veces esta semana.
-Es
que es una película preciosa-puso un puchero.
-Creo
que en esta familia no hay embarazos normales-rió Dani.
-Ni
partos normales-reprochó Blas.
-Eso
no es culpa nuestra-defendió Isa.
-Es
cierto, es de los recortes en sanidad-dijo Clara.
-No
importa, Ainhoa ingresará unas semanas antes para evitar esto-dijo
Álvaro.
-Lo
que tú digas-le encaró ella.
Un
móvil comenzó a sonar, era el de Dani.
-Ahí
va, tu padre se ha hecho WhatsApp-me dijo.
-¿Qué
dices?-lo miré incrédula y me mostró su móvil-¿Para qué se ha
hecho este hombre WhatsApp?
-Obvio,
ya me está preguntando por ti-respondió mientras le escribía a mi
padre.
Puse
los ojos en blanco mientras suspiraba, estaban los dos demasiado
sobre protectores conmigo.
-¿Pasa
algo?-preguntó Raquel.
-Mi
padre está asustado con la idea de que me haya quedado
embarazada-respondí.
-¿Y
eso?-Clara me miró ceñuda.
-Por
la enfermedad de mi madre, hace unas semanas que descubrió el
Internet y se informó bastante y parece ser que algunos hijos que
nacen durante esa enfermedad, pueden heredarla-les expliqué-.Me he
hecho muchísimos análisis y pruebas y todo indica que estamos bien,
pero los ninguno de los dos es capaz de aceptarlo del todo.
-Solo
se preocupan por ti-Isa me acarició el brazo-.Pero estoy segura de
que no te va a pasar nada.
Le
sonreí y esperé a que Dani terminara de hablar con mi padre.
-¿Qué
te ha dicho?-pregunté en cuanto guardó el móvil y me abrazó por
detrás colocando sus manos sobre mi barriga.
-Quiere
que le llames en cuanto vayas al médico-me dio un beso en el hombro
y yo puse los ojos en blanco.
-Perdón-escuchamos
una puerta proveniente de la puerta-.Se acaba la hora de visita y
tanto la mamá como el bebé necesita descanso.
-Lo
sentimos, ya nos vamos-dijo Álvaro.
Nos
despedimos de los papis y nos fuimos. Aquella noche, tras ducharme,
me tumbé en la cama a leer un libro mientras Dani se duchaba y,
cuando acabó, vino hacia la cama y se tumbó atravesado poniendo la
cabeza sobre mi tripa apenas hinchada aún.
-Quiero
que pase el tiempo rápido para poder tenerle ya entre mis
brazos-dejó un beso y comenzó a acariciarla.
-Dani,
tengo miedo-confesé en voz baja.
-¿De
qué o a qué?-alzó la cabeza y me miró.
-¿Qué
pasaría si llega un momento en el que tenga que decidir entre él o
yo?-le miré a los ojos.
-No
va a llegar-negó con la cabeza y siguió acariciándome la tripa.
-Dani...-me
incorporé un poco.
-No-tiró
de una de mis piernas para dejarme tumbada, me quitó el libro y lo
dejó sobre la mesita de noche y se puso sobre mí ahorcajadas
dejando su peso en sus rodillas y sus manos a cada lado de mí-.Laura,
no pienses siquiera en eso, es verdad que puede que sea hereditaria,
pero el ginecólogo ya nos dijo que estás bien, cada mes te irás
haciendo una serie de pruebas y ellas nos dirán que no vas a
desarrollar esa enfermedad por mucho que tu padre esté asustado
tampoco puede ponerte de esta forma, no quiero que te pongas así.
Nuestro hijo nacerá sano y tú no tendrás que haber elegido entre
ninguno de los dos, ¿vale?-me dijo serio.
Asentí
dejando caer las lágrimas por mis mejillas.
-Lo
siento...
-Pequeña,
no sientas nada-pegó su frente a la mía-.Perdóname a mí, he sido
un bruto.
-No,
tienes razón, es que me pongo paranoica y mi padre no ayuda-bajé la
mirada.
-Tranquila,
voy a hablar con él y, si se queda más tranquilo, le mandaré los
informes médicos-me secó las lágrimas.
-Gracias.
-Olvídalo,
¿sí?-me dio un beso en la frente-Vamos a dormir.
Se
tumbó a mi lado boca arriba y yo me moví para quedar de lado
dándole la espalda, entendía a todo el mundo, entendía que se
preocuparan por mí, que no quisieran que yo me preocupara de más,
pero a veces sentía que no me entendían ellos a mí...
-Pequeña-me
llamó Dani moviéndose en la cama.
Se
pegó a mi espalda y pasó uno de sus brazos por encima de mí.
-¿Qué?-susurré.
-Perdóname,
no debería haberte hablado así-me acarició el brazo.
-No
importa-sorbí por la nariz.
-Hey,
sí que importa, tú te sientes mal y a mí no me gusta pelear
contigo-me dio la vuelta para mirarme a la cara.
-Estoy
más sensible, es todo-traté de restarle importancia.
-Mi
pequeña-me acarició la mejilla-, ¿qué te pasa?
-Estoy
cansada, es todo-me aparté el pelo de la cara.
-Hay
algo más, lo sé-me dio con el dedo en la nariz-, cuéntamelo, anda.
-Solo...-suspiré-Me
siento nostálgica, hace nada aún estaba planeando el viaje a
Londres con Isa y ahora somos un grupo de cinco en el que dos estamos
casadas, dos tienen un hijo, otras dos estamos esperando un bebé y
dos tienen planes de boda. Es todo tan increíble y va tan bien que
apenas puedo creerlo aún.
-Es
ley de vida-me sonrió y me pasó el pelo por detrás de la
oreja-.Somos una familia de diez, en la que ya hay dos bebés y dos
están en camino y seguirá creciendo sin malos ratos, ya los pasamos
todos y ahora toca disfrutar.
Le
abracé fuerte y traté de hacer caso a sus palabras, aunque algo
dentro de mí me decía que no todo iban a ser buenos momentos.