lunes, 21 de abril de 2014

Capítulo 11: Decisiones que cambian la vida.

*Isa*
Las semanas comenzaron a pasar poco a poco, estábamos a 13 de febrero, dos meses antes de que Clara acabase las cuentas para tener a su pequeño. Iba a nacer, si todo seguía según lo previsto, unos días antes del cumpleaños de Sara. Habían preparado la boda para junio, así no habría riesgo de que el bebé siguiese sin nacer.
Ese día, Lau, Clara y yo habíamos quedado para ir de compras, Ainhoa estaba en casa de los padres de Álvaro con él, y Raquel con David en el cine. 
Dani se había ido muy deprisa hoy de casa, Lau no lo sabía, pero este le estaba preparando una sorpresa, Clara había venido sola, Carlos estaba dormido cuando esta se había marchado y Blas, bueno, mi marido se quedaría en casa cuidando de Sara. Teníamos los planes preparados perfectamente, ¿qué podría salir mal?.
-Volveré tarde, te quiero- le dije a Blas antes de darle un beso. Sara estaba acostada, había pasado mala noche.
-Yo también te quiero.
Blas me volvió a besar y entonces, en lugar del típico comentario de Clara con respecto a nosotros y lo pastelosos que éramos, un gritito ahogado nos hizo girarnos.
-¿Clara?- preguntó Lau mientras los demás nos acercábamos deprisa a ella.
Clara se había llevado las manos a la barriga y estaba encorvada mientras ponía muecas de dolor.
-Creo que el bebé viene ya.- Dijo y a Lau, Blas y a mi, se nos puso la cara del tono de la nieve.
Un segundo más tarde, Clara había roto aguas y nosotros tres seguíamos en blanco, entonces recordé el día que nació Sara, como mis amigos no se despegaron de mí, y me ayudaron, eso necesitaba Clara.
-De acuerdo, vamos a ponernos de acuerdo, no podemos quedarnos así- dije- Lau, llama a una ambulancia, mientras tanto, Blas lleva a Clara a nuestra habitación, yo iré a por unas toallas y agua caliente.
Blas cogió en brazos a Clara mientras Lau cogía el móvil y comenzaba a marcar, yo me di prisa y cogí las toallas, las puse sobre la cama y después preparé el agua caliente. Mientras lo hacía Lau apareció tras de mi y en su cara vi la preocupación, le di la mano, estaba helada, como el día en el que nació mi hija.
-Tranquila, todo saldrá bien, todo irá genial- dije, cogí el bol con agua y me dirigí a la habitación donde mi marido ya había tendido a Clara sobre una de las toallas y le daba la mano.
-Isa, hay huelga en los hospitales hoy- me dijo mientras se le ponía la cara aún más pálida.- Dicen que intentarán mandarnos una, pero que como está la cosa tardará de una a dos horas.
-¿Qué?- dijo Clara mientras ahogaba un grito.
-¿Es que en esta familia no va a haber ni un parto normal?- dijo Blas.
Lau y yo le dimos la mano a Clara y sonreímos.
-Blas- le llamó Clara- llama a Carlos, por favor, dile que le necesito.
Mi marido salió de la habitación y llamó a Carlos mientras Lau y yo comenzábamos con el parto de Clara.

*Carlos*
Un sonido estridente me despertó, el sonido del teléfono. Lo cogí y lo que me dijeron me dejó e shock, el bebé estaba aquí, iba a nacer en casa de Blas e Isa y mi chica me necesitaba ahora. Comencé a darme prisa en cambiarme, me puse lo primero que pillé y corrí en dirección al piso de mis amigos.
Llamé a la puerta un par de veces y a la cuarta, un Blas nervioso y con su pequeña en brazos me abrió.
-¿Dónde?- pregunté y mi amigo me llevó escaleras arriba hasta su habitación.
Vi entonces la que se había montado en apenas unos minutos, Clara estaba dando a luz con la ayuda de Lau y de Isa, Blas las había estado ayudando hasta que Sara se había puesto a llorar desde su habitación, entonces había tenido que ir a por ella, pero como se había puesto a llorar más diciendo que quería ver a su madre, madrina y tita, había tenido entrar un momento, Clara tenía una toalla puesta por encima, por lo que no se veía nada, pero Sara no quería salir y si salía lloraba.
Me senté al lado de Clara y le di la mano.
-Tranquila, todo irá bieeenn-. Grité porque Clara me agarró con mucha fuerza.
Sara comenzó a chillar porque Blas quería llevársela a otro sitio, tuvo que sentarse a mi lado y entonces Sara se agarró a Clara.
Lau e Isa nos miraron.
-Clara, un poco más, ya está casi fuera.- Dijo Lau.
Un llanto de bebé hizo que se me llenasen los ojos de lágrimas, entonces Isa sacó al bebé en brazos y se lo dio a Clara, esta mojado y lleno de sangre, pero era precioso, nuestro hijo estaba aquí.
Isa se acercó a Blas y apoyó la cabeza en su pecho mientras este le daba un beso y le acariciaba el pelo, Lau se acercó a Clara y la abrazó.
Unos segundos más tarde bañamos al bebé, que aún no quería abrir los ojos, era de cabezón como su madre, y fue cuando mi novia quiso que yo lo cogiese en brazos. No había llorado antes, pero, cuando cogí a mi pequeño, por algún motivo, comencé a llorar, Clara me abrazó y me besó la mejilla.
-Ya está, esta con nosotros- dije con un hilo de voz.
Las dos cosas más preciadas que podía tener del mundo, las tenía ahora, lo comprendí en cuanto cogí a mi pequeño en brazos, era lo más valioso, junto a su madre, que tendría jamás y debía protegerles.
Sara se asomó al bebé y le puso la mano en el hombro.
-¡Con cuidado cielo, es pequeño!- dijo Isa. Pero la princesa no paraba de hacer fuerza para poder estar cerca de su primo.
Mi hijo abrió los ojos y la miró, era la primera persona que veía, un momento más tarde todos estábamos encima de él para poder ver el color de los ojos.
-No puedes decir que no es hijo tuyo- dijo Blas.
El bebé tenía el pelo rubio, bueno, el poco pelo que tenía, los ojos miel y la piel blanca. No era demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeño, era perfecto.
-¿Cómo se llamará?- preguntó Lau.
Clara y yo nos miramos un momento y entonces asentí, ya sabía que nombre quería ella para el bebé.
-Javier- dijo.
-¿primo avier?- preguntó Sara.
-Sí, el primo Javier- dijo Blas y abrazó a Sara.
Lau llamó a Dani y por fin llegó la ambulancia, subieron a Clara en la ambulancia con mi bebé y a mi con ellos.
Al cabo de un par de horas de pruebas incesantes y demás, al fin dejaron a Clara y a mi pequeño volver a la habitación de hospital, Clara estaba realmente agotada y nuestro pequeño también, ambos estaban dormidos cuando dejaron a nuestros amigos entrar en la habitación con nosotros.
Nos trajeron la ropa limpia de Clara acompañada de un montón de muñecos, ropa de bebé y demás. 
-Es idéntico a ti Carlos- me dijo Lau mientras los demás asentían, el resto de nuestros amigos llegaron al cabo de una hora más y también estaban de acuerdo en eso de que Javier era idéntico a mi.
-Es un niño precioso- dijo Raquel mientras le ponía ojitos.
-Me lo comería- dijo Ainhoa.
El pequeño hacía unos movimientos pequeños con sus diminutas manitas y con su pequeña carita. Clara y Javier eran mi vida y ahora más que nunca estaría a su lado, ahora comprendía lo que decía Blas cuando tuvo a Sara, lo enamorado que estaba de su hija, y de seguro que les pasaría lo mismo a Álvaro y a Dani cuando tuviesen a sus hijos, David también, cuando consiguiese convencer a Raquel.
-Chicos, ahora que estamos todos juntos.- Comenzó Isa.
-Nos gustaría deciros algo importante.- Prosiguió nuestro amigo.
Nosotros nos quedamos expectantes ante lo que nos querían decir nuestros amigos.
-Lo hemos pensado mucho y, después de darle muchas vueltas hemos tomado la decisión de buscar una nueva casa- dijo Blas.
-Pero si hace nada que os habéis mudado- soltó Dani mientras sonreía obvio.
-Sí, pero es un poco pequeña para una familia- dijo Isa y todos entendimos a lo que se referían con mudarse.
-El apartamento es bastante grande pero solo tiene lo básico para un tiempo, puede que ahora nos valla bien, pero la verdad es que es un poco incómodo levantarnos por las mañanas y tener que andar como un kilómetro hasta llegar al parque más cercano para perros, día sí y día también, además de que en las afueras hay casas más grandes y más espacio, además, ahora puede que no, pero Sara querrá jugar en la calle y es más seguro en las afueras que en la  ciudad donde no dejan de pasar coches. Y, en un futuro, nos gustaría tener más hijos.- Dijo Blas.
-Lo de más hijos lo tenemos que discutir más a fondo pero, sí, eso es lo que hemos estado pensando.- Dijo Isa.
-Pero,.. Isa, vas a la universidad aquí en Madrid.- Dijo Lau mientras los ojos se le empañaban, Isa y Lau nunca habían estado separadas más de un mes.
-Hay universidades en las afueras, además de que no nos iremos lejos.- Dijo Isa mientras parecía ponerse también seria.
-Blas, ¿cómo vendrás todos los días?- pregunté.
-Viviré cerca, no estaremos tan lejos, además poco a poco todos acabaréis mudándoos a las afueras, y sabéis que es verdad.- Dijo Blas mientras alzaba una de las cejas.
-¿Cuando os mudaréis?- preguntó Raquel.
-Hemos pensado en empezar a mirar casas después de la boda de Clara y Carlos.- Dijo Isa.
-Además, así Sara ya comenzaría en la guardería en las afueras y todo.
Isa y Blas habían tomado su decisión, y la verdad es que no era mala idea, en las afueras la vida era más sencilla, sólo había que ver lo tranquilos que estábamos cuando quedábamos en la casa de las afueras, las casas eran más grandes y todos los argumentos que habían dado eran convincentes, me estaba planteando de verdad pedirle a Clara que nos marchásemos a las afueras.
Los chicos se marcharon a casa ya bien entrada la tarde y yo me quedé con mi chica y peque, el pequeño había dormido mucho, era un niño muy tranquilo, y Clara había descansado algo, pero ahora estaba despierta y era hora de hablar de temas importantes, como de quiénes serían los padrinos, del tema de las afueras y demás.
Me senté a su lado y le besé los labios tiernamente.
-Te quiero- le susurré.- No sabes el pánico que me entró cuando me llamaron, esa llamada me ha revolucionado la vida, tú eres la razón más importante de mi existencia.
A Clara se le empañaron los ojos y me abrazó.
-Yo también te quiero.
Nos despegamos y decidimos hablar de quienes serían los padrinos del bebé.
-¿Qué te parecen Isa y Blas?, es decir, Isa es como tu hermana, ha estado en el parto, es mi mejor amiga, Blas es uno de mis hermanos y ambos son padres, creo que serían unos excelentes padrinos.
-Sí, creo que es una gran idea.- Dijo Clara.- Además que gracias a ellos está  Javier aquí, bueno y Laura, ojalá se pudiese escoger a más de una madrina.
-Laura ya es la madrina de Sara- dije mientras intentaba que Clara riese- además, ya habrán más bebés.
-Sí, pero espero que con partos más sencillos.- Solté una carcajada y abracé de nuevo a mi prometida.
-Oye, hablando de Isa y Blas, se van a las afueras y, he pensado que no es mala idea- dije- verás, ahora cabemos en casa, pero, ¿y cuando tengamos otro hijo?, o, ¿y si tenemos una mascota que no sea el pájaro?, ya no cabremos y un piso se nos quedará pequeño, es verdad que la gente vive en apartamentos muy bien, pero siempre había imaginado mi vida familiar en una casita en el campo con mi perro grande vigilando la casa, una piscina y al menos tres habitaciones.
Clara se quedó en silencio durante un largo rato, parecía estar haciéndose preguntas interiores, resolviendo conflictos y de golpe soltó.
-Sí, tienes razón, nuestro piso es pequeño, y poco a poco todos nos iremos de la ciudad para vivir en las afueras, lo mejor es decirles a Blas  e Isa que nos esperen para buscar casa juntos, puede que encontremos casa cerca.
Abracé a mi prometida y le besé toda la cara hasta llegar a los labios.
-Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero- repetí durante un largo rato y ella rió, nuestro pequeño se despertó y tuve que llevárselo a Clara. era tan pequeño, vulnerable, era alguien de quién no me cansaría nunca.
-Os amo a los dos, y lo haré por siempre.- Les dije mientras le daba un beso en la frente a mi bebé y uno en los labios a mi chica.