domingo, 4 de agosto de 2013

Epílogo: Last Night on Earth

¿Hasta que la muerte los separara? Eso estaba por verse, me prometí a mí misma que no los dejaría ser felices y lo cumpliría. Ninguno conseguiría librarse de mí tan fácil. Ninguno. Llevaba ideando mi plan demasiado tiempo y no iba a dejar que se fuera por la borda, no, no iba a dejarlo pasar, ni loca. En mis planes no estaba dejarlos ser felices, no si yo podía evitarlo. Me habían dejado de lado y me lo pensaba cobrar con creces, ya lo verían. 

*Laura*
Sí quiero, una simple frase en el día más grande de nuestra vida para hacerlo lo más formal posible y para declarar que estábamos juntos, eso era lo que significaba para mí, eso y que estaría hasta el fin con Dani.
Aún no me creía que aquel rubio en el que me fijé en el aeropuerto al llegar a Londres, se convertiría en alguien tan especial e importante para mí, era un sueño, mi sueño hecho realidad. Bueno, más que un sueño, era... No sabría explicarlo porque ni aunque lo soñara, sería tan mágico. A veces me preguntaba qué habría visto en mí, pero dejaba de lado todos esos pensamientos al margen en cuanto me miraba a los ojos. Su mirada me transmitía tranquilidad y, la mayoría de las veces, un te quiero. Es verdad eso de que, con una mirada de la persona a la que amas, todo lo demás deja de tener sentido porque con una mirada de mi chico especial, de mi marido, todo dejaba de tener sentido e importancia.
Me desperté aquella mañana después de nuestra boda, gracias al despertador de mi móvil que sonaba a todo volumen, eran apenas las seis de la mañana, pero teníamos que estar antes de las nueve en el aeropuerto para coger un avión que nos llevaría rumbo a Roma, la primera parada de nuestra luna de miel. Me giré entre los brazos de Dani con cuidado, cogí el móvil y apagué la alarma, volví a dejarlo en la mesita de noche y me volví a girar hacia Dani para despertarlo ya que parecía que ni se había enterado de nada. Sonreí al verlo dormido y con la respiración tranquila, boca abajo, con la cabeza hacia mí y su brazo alrededor de mi cintura. Llevé mi mano a su frente y le aparté el pelo hacia un lado, bajé mi mano y le acaricié la mejilla. Parecía muy cansado y en un sueño profundo ya que no se había movido para nada ni un centímetro, así que decidí pasar al plan B.
-Dani-lo llamé despacio-.Amor-tampoco sirvió-.Una, dos...-se removió un poco pero siguió durmiendo tan tranquilo, así que decidí pasar al plan C, aunque puede que no fuera tan buena idea por lo que pudiera pasar después-¡Tres!
Comencé a hacerle cosquillas y se despertó sobresaltado.
-¡Oye!-se quejó intentando apartarse de mí-¡Laura!
-Buenos días-reí dejando de hacerle cosquillas.
-¿Buenos días? Me has asustado-se quejó.
-Jo, perdóname-puse un puchero y ojitos.
-No, esto no tiene perdón-negó poniéndose serio.
-¿Tendrás venganza?-lo miré.
-Pues...-se hizo el pensativo-¡Sí!-se echó sobre mí y comenzó a hacerme cosquillas.
-¡Ah, Dani!-grité entre risas-Para, por favor-supliqué.
Paró entre risas, pero siguió sobre mí.
-Revancha cumplida-sonrió pillo y yo le saqué la lengua.
-Tienes una cara de recién levantado...-me reí despeinándolo más aún.
-Oye-se quejó mirándome con los ojos abiertos-.Esto así no puede seguir, ya no me despiertas con besos ni de buenas formas.
-Cierra los ojos-se me había ocurrido algo.
-¿Qué?-alzó las cejas.
-Tú hazlo-le dije.
Suspiró y cerró los ojos, sonreí y levanté un poco mi cabeza para tener la cara de Dani más cerca.
-Buenos días, pequeño-susurré-.Es hora de levantarnos para irnos y no llegar tarde-rocé mi nariz con la suya-.Te quiero mucho, mi príncipe azul.
Dani sonrió y yo me abracé a él.
-Yo también te quiero mucho, mi princesa pequeña-me dio un beso en el cuello.
-¿Te ha gustado?-me separé un poco de él para mirarlo.
-Me gusta cualquier manera de despertarme mientras sea a tu lado-me acarició la mejilla.
-Tramposo-entrecerré los ojos.
-En la guerra y en el amor todo vale, cariño-me guiñó un ojo.
-Ayer fue uno de los mejores días de mi vida-le confesé.
-También el mío-me sonrió tiernamente-.Te amo.
-Yo también-le devolví la sonrisa.
-Permíteme que lo dude un poco-se echó sobre la cama a mi lado.
-¿Por qué?-lo miré abriendo mucho los ojos.
-Porque aun no me has dado un beso que me lo demuestre, bueno, no me has dado ningún beso-me señaló.
-Pues si quieres un beso lo vas a tener que venir a buscar tú-le saqué la lengua y me levanté.
-¿A dónde vas?-preguntó levantándose y apoyándose en los codos.
-Al baño-me encogí de hombros.
-De eso nada, monada-se levantó y me cortó el paso-.Antes mi beso.
Fui a darle un beso, pero Dani seguía con la espalda recta y no pude. No es que fuera mucho más bajita que él, pero unos cuatro centímetros, como mínimo, era más alto él que yo, así que, a la hora de besarle, si no se agachaba un poco, aunque fuera la cabeza, no llegaba a menos que llevara tacones.
Le miré, tenía los ojos cerrados y una sonrisa pícara, eso quería decir que lo estaba haciendo aposta. No pude dejarle con las ganas porque me tenía agarrada por la cintura, así que intenté ponerme de puntillas pero, al agarrarme, no me permitió hacerlo. Suspiré, lo estaba haciendo aposta y se divertía de lo lindo. No llevaba camiseta, así que lo único que me quedó fue pasar mis manos por su cuello y hacerlo bajar. Lo conseguí, le besé como tanto le gustaba pero, dejándole con ganas de seguir, me separé de él y fui al baño.
-¡Laura!-me gritó y yo reí.
-¿Qué?-le devolví el grito.
-Eres una tramposa-se quejó al otro lado de la puerta.
-En la guerra y en el amor todo vale-se la devolví.
-Touche.
Reí y después de asearme, salí del baño, Dani estaba en la cocina, me acerqué a él por detrás y lo abracé por la espalda.
-Te picas muy rápido, ¿eh?-le di un beso en el hombro.
-No, eso no es verdad-negó.
-No, claro que no-ironicé.
-Laurita, cómo te has levantado hoy ¿eh? -me miró por encima del hombro.
-Como todos los días-me encogí de hombros, le di un beso en la espalda y me aparté de él para prepararme un café.
-Laura-me llamó y me giré hacia él-.Te amo.
Sonreí me acerqué a él, lo abracé y le besé. Esta vez sin dejarle con las ganas. Nos separamos, me dio un beso en la nariz y me apretó contra él.
-Te quiero mucho mi pequeña-me sonrió.
-Yo sí que te quiero mi pequeño-me puse de puntillas para estar a su altura.
Rió y me volvió a besar.
-Anda, vamos a desayunar que ya mismo está aquí tu primo-se separó un poco de mí.
-Vale-dije con pesadez.
-Ei, que a partir de esta tarde me vas a tener un mes entero para ti solita-me señaló.
-Lo sé, solo para mí... Eso me gusta-dije pícara.
-Esa faceta tuya no la conocía-rió.
-Ni yo-le guiñé un ojo.
Negó con la cabeza divertido y nos pusimos a desayunar. Poco más de media hora después, ya estábamos en el aeropuerto despidiéndonos de Jesús y Alejandra.
-Pasároslo bien y cuidado con lo que hacéis, que no quiero otro sobrinito aún-dijo el gracioso de mi primo.
-Qué idiota eres-lo miré mal.
-Pero si es broma, tonta-rió mientras me abrazaba-.Disfrutad.
-Gracias-le devolví el abrazo y le di un beso en la mejilla-.Cuídame al trasto este-le dije a Alejandra.
-Lo haré-reímos y le di un abrazo.
Le di la mano a Dani y nos fuimos a la puerta de embarque ya que las maletas las habíamos facturado antes de comenzar a despedirnos. Mientras llegábamos al avión, a mi móvil le llegó un WhatsApp del grupo que teníamos con los chicos:
David: Parejitas, pasároslo bien pero con cuidado ¿eh?
Carlos: Eso, que Sara seguro que no quiere un hermanito u otro primito aún.
Dani: Cállate.
Álvaro: Menudo genio, ¿Laura no te ha despertado de buenas maneras o es que no habéis tenido buena noche?
Laura: Creo que eso solo nos incumbe a nosotros, ¡cotilla! ¬¬

Clara: No, también nos incumbe a nosotros por ser amigos
Blas: Menudo grupo, anda y dejadnos a nosotros que sabremos lo que tenemos que hacer ¿no?
Raquel: Eso es que alguno se va a poner manos a la obra. Dani, apunta bien y trae un niño ¿no?
Dani: Eso díselo a David que seguro que por apuntar no apunta ni para hacer pis
David: Asqueroso
Carlos: ¿Tú cómo sabes eso? :O
Ainhoa: Le confisco el móvil a Álvaro y apago el mío, que os ponéis pesados y él os sigue el rollo. Pasároslo bien y haced muchas fotos. ¡Besos!
Clara: No sé por qué me da a mí que Ainhoa quiere tema con su chico...
Raquel: A mí también me da... Jajajajaja
Isa: Una torta os voy a dar como no paréis, jo
David: Ui, la enana se ha levantado con el pie izquierdo...
Dani: Oye, que Lau y yo ya estamos en el avión. Un beso, no hagáis trastadas en nuestra ausencia y ya os pondremos los dientes largos a la vuelta. Adiós
Blas: Nosotros también os dejamos. Adiós, chicos y cuidad de nuestra pequeña
Isa: Sí, por favor. Que ya la echo de menos :(
Clara: Pues está genial aquí con sus titos. Bueno, aun está durmiendo :P
Carlos: ¡Disfrutad! Y no os preocupéis por nada. Besos
Raquel: Eso, divertíos a lo grande y haced muchas fotos
Apagamos los móviles y lo miré.
-¿Pasa algo?-me miró sonriente.
-Pensaba que el viaje a Londres iba a ser el mejor viaje de mi vida, pero me equivoqué-respondí cogiendo su mano con la mía.
-¿Por qué?-preguntó curioso-¿No te gustó?
-Estuvo genial y me encantó porque fue cuando te conocí, pero... Este es aun mejor porque lo hago contigo, con el hombre de mi vida-le sonreí.
-Mi pequeña-me acarició la mejilla-.Siempre, cada día, cada minuto y cada segundo será bueno mientras sea a tu lado. Mientras estemos juntos.
-Tú y yo juntos cada hora, cada minuto, cada segundo del resto de nuestra vida-acerqué mi cara a la suya.
-Para siempre-terminó con la distancia que separaba nuestros labios.
Unas cuantas horas después, llegamos a Roma, bajamos del avión, fuimos a por nuestras maletas y cogimos un taxi que nos llevara al hotel. Cuando llegamos, fuimos a nuestra habitación y llamé a mi padre y le mandé un mensaje a mi primo diciendo que ya habíamos llegado. No sé por qué, pero me resultó curioso recibir tantos mensajes diciéndome lo mismo que mi padre: "Ten cuidado que eres muy joven para quedarte embarazada". ¿Es que todos se habían puesto de acuerdo. Me senté en la cama y me eché hacia atrás mientras resoplaba, me estaba cansando que todo el rato me repitieran lo mismo. Era joven, sí, pero no era ninguna niña y sabía perfectamente lo que tenía y debía hacer.
Dani, que estaba hablando con su madre, colgó y se echó a mi lado.
-Laura-me llamó y yo le miré-.¿Te ocurre algo, pequeña?
-Dani, ¿qué pasaría si te dijera que estoy embarazada?-pregunté de golpe, no quise darle vueltas ni ocultarle lo que estaba pasando por mi cabeza, quería y tenía que ser sincera con él.
-Me harías el hombre más feliz sobre la tierra-me sonrió cogiendo una de mis manos con la suya.
-¿Sí?-pregunté sorprendida-.O sea, ¿no te molestaría un poco o pensarías que es muy pronto?
-Laura, ya estamos casados y lo que pase de ahora en adelante con nosotros, como tener un hijo, es cosa nuestra-explicó mirándome a los ojos-.Es verdad que nuestros padres, los chicos y los que nos rodean nos pueden dar su opinión y aconsejarnos, pero luego la decisión es nuestra-yo estaba bastante sorprendida, no lo había visto así y Dani tenía toda la razón del mundo-.Además que un hijo nuestro me haría muchísima ilusión-sonrió, pero después abrió muchísimo los ojos y soltó mi mano para poner su mano encima de mi barriga-.¿Estás...?
-No-negué rápidamente-, es solo que todos insisten mucho con que tengamos cuidado, que es muy pronto... ¡Son unos pesados!

-¿No te parecería pronto?-esta vez el sorprendido era él-Creo recordar que dijiste que querías esperar, como mínimo, a los veintidós.
-Es verdad, pero tampoco pensaba casarme a los veinte y... ¡Mírame!-reí.
-Ya lo hago, ya lo hago-se mordió el labio inferior acercándose un poco más a mí-.¿Eso quiere decir que podemos empezar a buscar?
-Despacito, fiera-le puse una mano en el pecho-.Vamos poco a poco que quiero disfrutar de mi marido un tiempo para mí sola.
-Me gusta que me quieras para ti sola-sonrió pícaro.
-¿Tú no me quieres para ti solo?-puse un puchero.
-Solo para mí-me besó.
Después de un rato de mimos, decidimos cambiarnos e irnos a hacer turismo. Comimos fuera y nos hicimos mil fotos, pero no estuvimos hasta tarde ya que estábamos un poco cansados por el avión. Trece días después, nos pusimos rumbo a Venecia, donde paseamos en las barcas, todo súper romántico. Dos días después, estábamos de nuevo en el aeropuerto, pero no tenía idea de adónde nos dirigíamos, solo que se suponía que aún no volvíamos a casa.
-Dani-lo llamé-, ¿no me puedes decir adónde vamos?-puse pucheros.
-No-negó con la cabeza-, lo siento.
-Jo, pues yo quiero saberlo-me crucé de brazos como una niña pequeña.
-Pronto lo sabrás-pasó un brazo por mis hombros y me abrazó contra su pecho.
-Anda, dime adónde vamos, porfis-puse más pucheros y ojitos.
-Me encanta cuando te pones así, pareces una niña-comenzó a darme besos intentando que me olvidara de mi labor de sonsacarle nuestro siguiente destino.
La verdad es que se salió con la suya y consiguió que me olvidara del tema y no fue que me di cuenta de adónde íbamos hasta que escuché por megafonía llamar a los pasajeros del vuelo a Londres.
-¿Vamos a Londres?-pregunté abriendo mucho los ojos y él asintió.
Pegué un grito y me abracé a él como un koala, con las manos y las piernas. Dani comenzó a reír y yo a darle besos por toda la cara. Parecía una loca, pero me dio igual, estaba muy emocionada porque nos fuéramos a Londres.
Facturamos las maletas y fuimos a montarnos al avión.
Varias horas después, aterrizamos, nos bajamos, recogimos las maletas y fuimos a coger un taxi para irnos al hotel. Dejamos las cosas y bajamos a cenar. Habíamos cogido el avión por la tarde y habíamos llegado casi a las diez y media.
Varios días después, estábamos dando una vuelta por la tarde, a eso de las ocho cuando nos paramos en el puente, enseguida una sonrisa apareció en mi cara. Me parecía estar escuchando a Dani gritarme "solitaria" para después bajar conmigo e irnos a dar una vuelta para terminar perdiéndonos por Londres.
-¿De qué te ríes?-preguntó mirándome curioso.
-Me he acordado de cuando nos perdimos, tú estabas aquí arriba y yo ahí abajo-le recordé.
-Es verdad-sonrió y me abrazó.
Permanecimos un rato así hasta que me acordé de algo...
-Amor.
-¿Mm?-me miró.
-¿Cómo se te ocurrió que viniéramos?-pregunté curiosa.
-Aquí fue donde comenzó nuestra historia-respondió mirándome desde atrás.
-¿Será aquí dónde termine?-volví a preguntar.
-Laura, el día que cruzamos miradas por primera vez en el aeropuerto comenzamos a escribir nuestra historia de amor, ahora, después de dos años, estamos casados, pero a nuestra historia le quedan muchos capítulos antes de que le pongamos la palabra fin-mis ojos estaba cristalizados.
Volvía a acordarme de algo y justo aquel día hacía un año. Miré a Dani sonriente, inspiré hondo cogiendo aire y...
-Retiro lo dicho, el amor es lo más bonito que hay en el mundo-grité.
-¿Qué haces loca?-preguntó Dani sorprendido mientras reía.
-Hace dos años grité justo lo contrario aquí con Blas a mi lado, tenía que retirarlo porque es mentira que el amor sea una porquería-respondí abrazándole.
-Mi pequeña, estás como una cabra-rió dándome un beso.
-No sé por qué, pero el grito que has dado en este día y... Justo a esta hora me suena de algo-dijeron.
Nos separamos y miramos sorprendidos a Blas que estaba con Isa a varios pasos de nosotros.
-¿El grito?-pregunté-Creo recordar que dije lo contrario ¿no?
-Es verdad-asintió y después rió-.Hola.
-¡Hola!-fuimos a abrazarlos como saludo.
-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Dani curioso.
-La última parte de nuestro viaje-respondió Blas-.¿Y vosotros?
-Igual-rió mi chico.

-¡Qué casualidad!-reímos Isa y yo.
-Pues sí, pero es una buena ¿no?-preguntó Dani abrazándome por la cintura-.Aquí fue donde nos enamoramos y era visita obligada.
-Eso es cierto-dijo Blas abrazando a Isa-.Aquí fue donde nos conocimos y no me arrepiento de nada.
-Yo tampoco, porque creo que los malos momentos nos han hecho más fuertes y nos han demostrado que estamos hechos para estar juntos-dijo Isa.
-Completamente de acuerdo, hermanita-sonreí.
-¿Os apetece dar una vuelta?-preguntó Dani.
-Claro-dijo Blas.
Cada pareja nos dimos las manos y empezamos a andar calle abajo. Estaba muy emocionada por ese viaje, pero más emoción me hizo que Isa y Blas estuvieran con nosotros. Me faltaban seis locos y una pequeña, pero no importaba. Algún día, cuando Sara fuera más grande, deberíamos volver para enseñarle la ciudad donde sus padres y sus padrinos se conocieron y se enamoraron.

*Isa*
-Peque..- comencé a notar como me daban un par de besos en las mejillas seguidos de una pequeña caricia en el cuello.- Vamos despierta.
Me moví un poco y abrí perezosamente los ojos.
-Ya hemos llegado a París.- Dijo Blas sonriendo mientras yo aún seguía intentando recordar donde estaba,
Cuando todo llegó a mi mente, estaba recién casada, con Blas, a las seis nos habíamos levantado, desayunado y nos habíamos ido al aeropuerto a coger un vuelo a París, me había dormido en él.
-¿Ya?- pregunté adormilada.
-Sí.- Asintió divertido mientras me acariciaba la mejilla y sonreía de forma cariñosa.
-He dormido mucho ¿no?
-No duermes por las noches, ¿qué esperabas?- dijo de forma pícara.
-Por esa regla de tres, tú también deberías haberte quedado dormido en el avión.
-¿Yo?- me miró sorprendido.- Yo nunca tengo sueño.
-No que va- ironicé.
Blas rió y me abrazó.
-Vamos anda.
Me desabroché el cinturón de seguridad y ambos nos pusimos en pie para poder coger nuestras maletas de mano y poder salir del avión.
Cuando conseguimos coger nuestras maletas de la cinta transportadora y salir del aeropuerto, llamamos a un taxi y nos fuimos al hotel.
Llegamos a la habitación y nos quedamos sorprendidos. Era enorme y preciosa. La habitación estaba bien decorada y tenía unas vistas preciosas de la ciudad.
Blas cerró la puerta tras de mí y me cogió en brazos. Yo comencé a reír.
Me llevó hasta la cama y me tumbó.
-Te quiero, muchísimo, estar contigo es como un sueño.- Me dijo cerca de los labios.
-Si esto es como un sueño para ti, ¿qué crees que es para mí estar contigo?- dije acortando las distancias que habían entre nuestros labios y besándole.- Te amo.
-Has cambiado mi vida, desde que te conocí en Londres, desde que te vi por primera vez, algo en mí supo que tú ibas a cambiarme, que ibas a remover mi mundo para convertirte en el centro de él, ya no puedo estar sin ti.
-Eres el mejor- dije.
¿Como podía decir cosas tan bonitas? Nunca pude averiguar cuando las ensayaba o cuando las pensaba, era increíble lo mucho que me quería y lo que yo le quería a él.
-Voy a darme una ducha- dije mientras me levantaba.
-Voy contigo.
-¿Sí?- le miré alzando una ceja.- Eso será si puedes ¿no?
Comencé a correr en dirección al baño de la habitación y Blas a perseguirme, al final consiguió ducharse conmigo.
Era un baño enorme con una bañera con ducha incorporada.
-¿Y si vamos a ver París?- me preguntó mientras yo me tiraba a la cama envuelta en una toalla.
-¿Y si lo dejamos para después? - le miré elevando una ceja de forma pícara.
-¿Quieres dejarlo para después?- se acercó a mí, yo asentí contestando a su pregunta, después le pasé las manos por el cuello para acercarle y le besé.
Volvimos a unirnos en uno, como marido y mujer.
Blas me miraba sonriente y yo le correspondía la sonrisa, era mi marido, mío, estaríamos juntos hasta el final, hasta que la muerte nos separe.
-Oye...- Dijo serio.
-¿Qué pasa?.- Le miré preocupada.
-¿Le hemos buscado un hermano a Sara o nos hemos acordado? Porque lo que es yo... No.
-¿Qué?- me incorporé de golpe.
-Que es broma.- Dijo riendo.
Fruncí el ceño y le miré haciéndome la enfadada, le di un pequeño golpe en el brazo.
-¿Tu eres tonto? ¿¡Sabes el susto que me has dado!?
-Lo siento- dijo mientras reía, me abrazó por la espalda y me dio un beso en el cuello.- Te quiero.
-Te perdono, pero sigo picada.
-¿Tanto te preocuparía tener otro hijo? ¿No te gustaría tener más?
-No es eso- dije volviéndome- simplemente es que Sara llegó un poco pronto, no digo que me arrepienta de haberla tenido, la quiero muchísimo, es solo que dos hijos a nuestra edad sería perder toda la juventud que nos queda, Sara es una, y por ahora está bien, claro que quiero tener más, pero necesito un poco de margen, fue difícil tener a Sara, además que aún no la hemos disfrutado lo suficiente, ni siquiera nos hemos disfrutado el uno del otro lo suficiente por ella, ¿no crees?
-Sí, estoy de acuerdo, pero eso va a cambiar, me volvió a besar el cuello.- En este viaje estamos solos, al volver Sara estará, pero es nuestra princesa, y tienes razón, es mejor esperar un tiempo, y mejor un largo tiempo.
Cuando acabamos de levantarnos de la cama, decidimos ir a hacer turismo un rato.
Vimos la torre eiffel, el museo louvre y muchísimos sitios más.
Los días fueron pasando, una de las  semanas la pasamos en Disney, esa semana fue increíble, Blas y yo decidimos volver cuando Sara fuese más mayor para que conociese ella también ese parque de atracciones.
Me encantaba la casa del terror y las montañas rusas.
Un día, volvimos a coger un vuelo, pero Blas no me dijo a donde íbamos, es más, me enteré en la llamada a Londres.
-¿Nos vamos a Londres?- dije mirándole con los ojos muy abiertos.
Asintió y yo le salté, literalmente, encima y comencé a besarle las mejillas, a lo que él reía sin parar.
-Anda loca, vamos o perderemos el vuelo.- Me pasó un brazo por encima del hombro y me dio un beso en la mejilla.
En el avión nos sentaron al lado de un chico un poco más mayor que Blas, creo que era francés.
Blas me miró divertido, a lo que lo entendí instantáneamente.
-No me voy a quedar dormida- dije mirándole arqueando una ceja.
-¿A no?- dijo mirándome fijamente- Eso habrá que verlo-, es imposible que no te duermas, siempre lo haces- dijo divertido.
-Ya verás como no.- Dije cruzándome de brazos algo picada en el asiento.
-Oh, ¿te has picado?.- Le saqué la lengua y me volví hacia la ventana, Blas comenzó a reír divertido.- Ai mi peque se pica con nada- me abrazó por la cintura y me dio un beso en la mejilla.
-Déjame.- Me hice la enfadada.
-¿Te has picado de verdad?- me miró sorprendido.
-No.- Dije con ironía.
Blas sonrió y me dio un pequeño beso en los labios.
-No te piques peque, era solo una broma.
-¿Como me voy a enfadar contigo?- dije antes de sonreír y abrazarle, el chico de al lado nos miró y comenzó a reír.
-Creo que llamamos demasiado la atención.
-Un poco- dije divertida.
-Que no se nota, para nada, que somos pareja, y menos recién casados.
-No, para nada.
Los dos comenzamos a reír.
El vuelo se nos hizo un poco largo, pero al llegar nos dimos cuanta de que había valido la pena hacer ese viaje.
Llegamos al hotel, era el mismo de la otra vez, era increíble, todo estaba igual.
Abracé a Blas.
-¿Te he dicho ya que eres el mejor?
-Sí, desde que salimos de españa.
-Pues no te lo he dicho suficientes veces, eres el mejor y te quiero.
-Yo también te quiero.
-¿Y si vamos a dar una vuelta?
-Vale- dije dándole la mano.
Comenzamos a caminar y un montón de recuerdos inundaron nuestros recuerdos, llegamos hasta el London Eye y miré a Blas.
-Si esta fuese tu ultima noche en la tierra... ¿qué harías? - Fue algo que se me acababa de pasar por la cabeza y necesitaba preguntárselo, no sabía por qué.
-Sí esta fuese mi última noche en la tierra intentaría pasarla con las personas que más quiero, querría  estar contigo, aprovechar cada segundo al máximo, me gustaría volver a ver a los chicos, a las chicas y a nuestra princesa, y, las últimas horas las pasaría a tu lado, mi última noche en la tierra sería para estar contigo, ¿y tú?
-¿Yo? - pensé un momento- Me gustará hacer todo lo que has dicho, estar mis ultimas horas contigo, pero, no quiero que aún sea mi última noche en la tierra, porque eso significaría que no volvería a verte nunca.
Blas me besó.
-Yo tampoco querría desprenderme de ti, eres mi vida.
Nos dimos la mano de nuevo y seguimos caminando.
-¿Quién nos diría hace un año que acabaríamos así?- preguntó.
-Nadie, era imposible saberlo- dije sonriente.- Pero me alegro de haber acabado así.
Oímos entonces una voz que nos resultaba muy familiar a ambos.
-Retiro lo dicho, el amor es lo más bonito que hay en el mundo-gritó esa personita a la que tanto queríamos.
Blas y yo nos miramos sorprendidos y felices, nos acercamos a ellos.
-No sé por qué, pero el grito que has dado en este día y... Justo a esta hora me suena de algo-dijo Blas mientras Dani y Lau se separaban y nos miraban sorprendidos.
-¿El grito?-preguntó Lau-Creo recordar que dije lo contrario ¿no?
-Es verdad-asintió Blas y después rió-.Hola.
-¡Hola!-se acercaron a abrazarnos.
-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Dani curioso.
-La última parte de nuestro viaje-respondió Blas-.¿Y vosotros?
-Igual-rió Dani.

-¡Qué casualidad!-reímos Lau y yo divertidas.
-Pues sí, pero es una buena ¿no?-preguntó Dani abrazando a Lau por la cintura-.Aquí fue donde nos enamoramos y era visita obligada.
-Eso es cierto-dijo Blas abrazándome-.Aquí fue donde nos conocimos y no me arrepiento de nada.
-Yo tampoco, porque creo que los malos momentos nos han hecho más fuertes y nos han demostrado que estamos hechos para estar juntos-dije.
-Completamente de acuerdo, hermanita.- Me sonrió Lau.
-¿Os apetece dar una vuelta?-preguntó Dani.
-Claro-dijo Blas.
Cada pareja se dio la mano y comenzamos a caminar calle abajo.
-Para que esta fuese mi última noche, me faltan unas siete personas.- Dijo Blas, a lo que Lau y Dani nos miraron algo interrogantes.
-Y a mi, pero por lo demás, mi última noche ya hemos hablado antes de como tendría que ser y de que no quiero que sea.
-Me he perdido- dijo Dani.
-Antes hemos hablado de qué haríamos si fuese nuestra última noche en la tierra- expliqué.
-Y hemos acordado que no queremos que sea, porque eso sería separarse, pero que si fuese hoy, la pasaríamos con vosotros, los chicos y Sara, después las últimas horas nos gustaría estar solos- Dijo Blas abrazándome.
-¿Qué haríais vosotros?- pregunté.
-Pegarme a Lau con cemento y no dejar que nos separe nada ni nadie nunca jamás, a ver si así la ultima noche se entera de que no existe nada que nos pueda separar.- Dijo Dani a lo que todos reímos.
-Te entiendo amigo- dijo Blas.
-Sí superamos a Silvia y Diana, podremos con todo lo que venga- dije.
-Y siempre estaremos juntos- dijo Lau. -Nada ni nadie podrá separarnos.
-Nunca.- Dije yo mirando a Blas y este me besó.
Seguimos quedando con Dani y Lau durante todo el viaje, fue el viaje de nuestra vida, o más bien el segundo, era increíble como todo había cambiado en apenas un año.
-Isa- me llamó, yo me giré y me miró.- Nuestro viaje no ha hecho más que comenzar, esto es solo el principio de una historia que tiene principio pero no fin. Te amo, y te amaré por siempre peque, espero que tu también hasta nuestra última noche en la tierra, que espero que tarde muchísimo en llegar y si no llega mejor.- Mis ojos se cristalizaron y le besé.
Este viaje no había hecho más que comenzar.