martes, 4 de febrero de 2014

Capítulo 8: And I still need you

*Ainhoa*
Me desperté algo desorientada, miré hacia los lados y me di cuenta de que estaba en una habitación de un hotel en Alicante, los chicos y yo habíamos ido con Clara y Carlos a que vieran dos opciones de hoteles donde quedarse tras la boda. Lo andaban preparando todo desde ya y estaban muy nerviosos, por lo que nadie les negó ayuda.
Me llevé la mano a mi barriga al sentir un pequeño pinchazo, llevaba días sin comer bien aunque sabía que eso no era bueno, pero es que simplemente no me entraba nada. Un nuevo pinchazo me hizo levantarme de la cama corriendo para ir al baño. Los primeros meses del embarazo son los más difíciles y yo no tenía apoyo ninguno por parte de una pareja. Las chicas, sobre todo Isa, me lo habían dicho, pero sentía miedo de hablar con Álvaro, Silvia seguía ahí y la aparición sorpresiva de Diana me daba mala espina, no había razón, pero algo en mí me decía que mi bebé podía llegar a correr peligro si yo hablaba, aunque eso no me justificaba, Álvaro iba a ser padre y debía saberlo.
Salí del baño después de haberme lavado los dientes y la cara, me recogí el pelo en una coleta alta y despeinada y me senté en la cama. Necesitaba un momento en el que hablar con Álvaro, uno en el que estuviésemos solos y sin interrupciones. No miento cuando digo que llegué a pensar en aprovechar el viaje, pero ya llevábamos dos días en Alicante y aún no me había atrevido, era idiota y me avergonzaba por ello.
Durante el viaje a Málaga, fui en el coche con Raquel y David, y mi amiga me estuvo dando ideas de cómo poder decirle a Álvaro que estaba embarazada y el moreno me pidió que intentara contárselo lo antes posible, no era algo que debiera ser ocultado por mucho más tiempo. Es verdad, estaba casi de mes y medio y lo más probable era que pronto se me empezaría a notar la tripa y ahí sí que sería más difícil.
El hotel malagueño era increíble y las vistas impresionantes, de ensueño y yo me sentí más nostálgica que nunca, necesitaba a Álvaro junto a mí.
Bajé a la piscina, pero no quise ir a la playa después del almuerzo, no me sentía bien y no quise hacerles pasar un mal rato, por eso me fui a mi habitación y me quedé encerrada. Cogí una hoja de papel y un bolígrafo y comencé a apuntar ideas sobre cómo decirle a Álvaro que iba a ser papá, pero nada me convencía ni resultaba ser lo bastante bueno, así que la hoja terminó en la basura. Me eché en la cama de espaldas y terminé por quedarme dormida.
-Mamá-me llamó un niño pequeño moreno y de ojos verdes.
-Dime, cariño-me acuclillé para quedar a su altura.
-¿Por qué yo no tengo un papá?-preguntó cabizbajo-Todos mis amigos tienen uno con ellos y yo no, ¿por qué?
-Sí tienes un papá, cielo-respondí dulcemente acariciándole la mejilla.
-¿Y por qué no está conmigo?-en sus ojos apareció un brillo de curiosidad y de tristeza.
-Porque yo... Yo nunca me atreví a decirle que te iba a tener-le confesé con dolor.
-No eres buena...-se apartó de mí con los ojos acuosos-No me quieres.
-No digas eso, yo te adoro...
-¡Mentira!-me interrumpió-Por tu culpa no tengo papá, por tu culpa y por tu culpa...-empezó a llorar-¡TE ODIO!
-¡NO!-me desperté de golpe llevándome las manos a la tripa-Bebé, yo te quiero más que a mi vida desde ya sin siquiera haberte visto y no voy a permitir que llegues a odiarme un día por no haber sido lo suficientemente valiente para contarle a tu padre que estoy embarazada y voy a hablar con él cuanto antes-dije segura y firme-.Aunque él después no quiera saber nada de ti o incluso conviviendo con que se quede cerca de mí solo por ti. Te lo prometo.
Me levanté, entré al baño, me lavé la cara, me peiné y salí de la habitación dispuesta a hablar con Álvaro. No me hizo falta buscarlo, me lo encontré en el pasillo, llevaba a Sara dormida en sus brazos. Esa escena me enterneció e hizo que un cosquilleo se instalara en mi estómago.
-Hola-dije tímida.
-Hola-me dedicó una pequeña sonrisa-.¿Vas para la playa? Los chicos aún están allí.
-La verdad es que iba a buscarte para que habláramos-conseguí responderle.
-Vente a mi habitación y así dejo a la peque dormir y me doy una ducha-parecía animado.
Asentí y fuimos hasta su habitación. Mientras se duchaba, yo me quedé a la peque en brazos, no quisimos dejarla en la cama por si se caía o algo. No dejé de pensar en Álvaro con Sara en brazos y la cara que se le quedaba a él cada vez que la miraba... Todos estábamos locos con la peque, era nuestra adoración y, ahora que iba a ser mamá, ver a Álvaro con ella, me daban ganas de imaginármelo a él con nuestro bebé, también me daban ganas de llorar... Las hormonas me estaban revolucionando, ahora entendía a Clara y su cambio de humor.
Interrumpí mis pensamientos al escuchar la voz de Álvaro mezclada con el agua de la ducha, estaba cantando...
-And I still, and I still,
Miss you like deserts miss water.
And I still, yeah, and I still
Feel you around every corner.
I bruise and I break
But there's nowhere to take
That I still miss you,
Can't erase,
Take back,
Once been stolen.
If I try,
Can't rewind
Every moments
It's gone...
And I still need you...
Me limpié las lágrimas rápidamente para que no me viera llorar. Al poco rato, salió del baño con unas bermudas negras, sin camiseta y con una toalla colgada en el cuello con la que se secaba el pelo.
-Ya he terminado-sonrió.
Le devolví la sonrisa y noté que la pequeña ser removía en mis brazos, se estaba despertando.
-¿Sabes?-se sentó a mi lado-Se te ve bien con la peque.
-A ti también, parece que te gustan los niños-lo miré mientras acomodaba a Sara en mi regazo y ella se acurrucaba en mi pecho.
-Sí, me encantan los niños y adoro a Sara-le acarició la mejilla-.Esta princesa me ha robado el corazón.
Iba a preguntarle algo, pero la puerta me interrumpió. Álvaro abrió y dejó pasar a Isa y Blas que llegaron para recoger a su hija.
-Muchas gracias por cuidar de la peque-dijo Blas mientras la cogía en brazos.
-Ni las des, me quedaré con ella siempre que lo necesitéis-respondió.
Yo les dediqué una sonrisa a ambos y le dije adiós a Sara con la mano y los tres se fueron dejándonos solos, por lo que aproveché para tratar de hablar con él y contarle lo que me pasaba.
-¿Te gustan más los niños porque son ajenos o también te gustarían si fueran tuyos?-pregunté levantándome y yendo hacia la ventana.
-Si son propios mejor-lo escuché acercarse-.El problema está en que solo me interesa una madre para mis hijos.
Cerré los ojos al notar sus manos en mi cintura, mi corazón comenzó una carrera y sentí cosquillas en el estómago, tanto tiempo sin él... Le echaba de menos.
-Álvaro, yo...-su móvil me interrumpió.
-Un minuto-me dijo tras suspirar.
Me giré a mirar cómo cogía su móvil, pude ver cómo colgaba sin contestar y después lo apagaba.
-Podría haber sido importante-le miré extrañada mientras volvía a acercarse a mí.
-Ahora mismo lo más importante eres tú, todo lo demás puede esperar-cogió mi mano izquierda con su mano derecha.
-¿Incluso Silvia?-no pude evitar preguntarlo, aquel tema seguía doliéndome.
-Ella más que nadie, es solo una amiga y no puede ocuparme más que mi novia-respondió mirándome a los ojos.
-Nosotros rompimos-le señalé.
-No-me sonrió-.Tú te has tomado un tiempo, pero seguimos siendo novios.
-La carta... Yo...-no me salían frases completas.
-Ainhoa, te amo, no pienso dejarte y mucho menos aceptar que hemos terminado por una carta, para que eso pase, tendremos que hablarlo cara a cara-me retó.
-¿Lo haremos ahora?-pregunté tragando saliva nerviosa.
-Como quieras-se encogió de hombros y fue a sentarse en la cama.
-Te seguí una de las veces que quedaste con Silvia, darle dos besos... El día que me fui, lo hice después de leer una conversación tuya con ella por WhatsApp y después de que me mandaran una foto vuestra abrazándoos-le expliqué-.Mi corazón no dio para más, por eso decidí que sería mejor quitarme del medio e irme.
-Silvia está embarazada y el padre no quiere saber nada de ella ni de su hijo, por eso la está obligando a abortar-dijo-.Un día llegó al estudio y nos lo contó, es verdad que todos le dimos algo de apoyo, pero también es verdad que soy el único que queda con ella y le ayuda con la situación que está viviendo, pero... Aunque sienta lástima por ella, no quiere decir que te haya olvidado, que haya dejado de quererte a ti-se levantó y se puso frente a mí-.No quiero seguir con esto si significa perderte a ti, me he dado cuenta tarde, pero lo ultimo que quiero es volver a estar separado de ti por culpa de un problema ajeno.
-Yo...
-Ainhoa-me interrumpió-, necesito que volvamos a estar juntos.
-¿No piensas que sería mejor que rompiéramos?-lo miré a los ojos.
-No y tampoco me interesa hacerlo-se encogió de hombros.
-Yo...-sentí un mareo y me llevé las manos a la cabeza.
-¿Qué te pasa?-me sujetó por la cintura-Estás pálida.
-No he comido bien hoy-mentí.
-Anda, vamos a comer algo y después seguimos hablando-me dedicó una pequeña sonrisa y me acarició la mejilla-.¿Vale?
Asentí sin fuerzas para hablar, se puso una camiseta y salimos de la habitación. Al llegar al comedor, nos sentamos con los chicos.
-¿Se lo has dicho?-me susurró Isa ya que me había sentado a su lado.
-No, pero lo haré esta noche-respondí.
Me sonrió y me dio un apretón en la mano por debajo de la mesa, le devolví la sonrisa y abrí la carta. No se me antojaba nada de lo que había y me sentía mal.
-¿Has decidido lo que vas a pedir?-me preguntó Álvaro pegado a mí.
-No me apetece nada-cerré la carta y la dejé sobre la mesa.
-Algo debes comer, sigues un poco pálida-me echó el pelo por detrás del hombro.
-Dime quién es Rubén-escuché decir a Dani, así que le miré ya que estaba sentado frente a mí mirando fijamente a Laura.
-Ya te he dicho que nadie en especial, solo un nombre que me gusta-respondió.
-No me lo creo-la miró entrecerrando los ojos.
-Te lo diré cuando me digas quién es Alba-se cruzó de brazos echándose en el respaldo de la silla.
El rubio se rascó la cabeza pensativo, nos miró a todos y finalmente contestó:
-Es Álvaro en femenino.
Todos soltamos una carcajada por su respuestas excepto el aludido.
-¿Yo qué tengo que ver en eso?-preguntó indignado.
-Eres el tío de mis futuros hijos, debes sentirte orgulloso de que piense ponerle tu nombre a mi bebé si es niña-le respondió con obviedad.
-Laura, ¿estás embarazada?-le preguntó Clara con los ojos muy abiertos.
-No, pero hoy nos ha dado por pensar en nombres para el día que los tengamos y, bueno, Dani se piensa que Rubén es alguien y yo pienso que Alba también ha sido alguien para Dani-le respondió ella tranquilamente.
-A mí no me metáis en eso que estoy muy tranquilo-dijo Álvaro alzando las manos.
-¿No te gustaría tener un hijo?-le preguntó Dani tras dedicarme una mirada.
-No-respondió serio-, me encantaría.
Fulminé a Dani con la mirada y él se encogió de hombros para luego mirara a su mujer.
-Sigo pensando que hubo un Rubén en tu vida-le dijo.
-Eres idiota-le dijo Lau claramente.
-Yo si quiero ser padre-dijo David con un puchero-, pero Raquel no.
-Pobre pastelito-dijo Isa con un puchero-.Si sigues insistiendo, quizás mi hermana acepte.
-Gracias, hermanita-Raquel le sonrió falsamente.
-Yo me voy a mi habitación-me limpié la boca con la servilleta y me levanté-.Buenas noches, chicos.
-Ainhoa...-me llamó Clara.
-Dime-me giré y la miré.
-¿Te sientes mal?-me preguntó Álvaro levantándose.
-Un poco, no hay por qué hundir el dedo en la llaga-miré a nuestros amigos-.No me ha sentado mal, pero sí que me ha dolido.
-Lo siento...-dijo Dani.
-Tranquilo, te entiendo, os entiendo a todos-volví a mirarlos a todos-, pero hay maneras y maneras, os pedí tiempo y creo que aún no se me ha acabado.
-No era mi intención hacerte sentir mal-dijo David.
-Lo he dicho, no me ha sentado mal, no estoy mal, pero... Nada, os entiendo y os prometo que ya de hoy no pasa-inspiré hondo, estaba sintiendo nauseas y debía correr al baño más próximo-.Buenas noches, mañana nos vemos.
Anduve rápidamente hacia los baños y me encerré en un cubículo. Sabía que los chicos no lo habían hecho aposta, era verdad que todos tenían planes para formar sus propias familias con hijos, pero en mi estado y con lo que me estaba pasando, no era buena idea hablar de eso delante de mí, siempre acababa llorando por los rincones y odiaba sentirme así porque los chicos pensaban que era culpa suya. Al acabar, me enjuagué la boca, me lavé la cara y salí del baño para ir a mi habitación. Mientras subía en el ascensor, abrí WhatsApp en mi móvil y les mandé un mensaje al grupo en el que estábamos todos:
Ainhoa: Chicos, siento cómo me he puesto, no debía haberos dicho eso
Isa: Tranquila, te entendemos y ahora más
Dani: Te vuelvo a pedir perdón, prometí no meterme y la he vuelto a liar
Ainhoa: Tranquilo, te entiendo, debí haberlo hecho antes
Blas: Sabemos que estás pasando por un momento bajo y no hemos hecho nada por ayudarte a subir
Lau: Perdónanos
Ainhoa: Sois vosotros los que debéis perdonadme a mí. Me voy a dormir, buenas noches :)
Raquel: Que descanses y avisa por cualquier cosa que necesites
Carlos: Que descanses
Salí del ascensor y entré a mi habitación, me lavé los dientes, me puse el pijama y, cuando iba a acostarme, escuché que tocaban la puerta de mi habitación.
-¿Sí?-pregunté tras la puerta algo extrañada.
-Soy Álvaro-respondió.
Un revoloteo se despertó en mi estómago, pero abrí la puerta y le dejé entrar.
-¿Puedes explicarme a qué ha venido todo lo del comedor y lo del grupo de WhatsApp?-me miró fijamente.
Asentí y me senté en la cama como un indio y él se sentó frente a mí, pero con las piernas colgando de la cama.
-No sé por dónde empezar, he intentado escribirlo incluso, pero nada me parece lo bastante bueno...-bajé la mirada a mis manos-Álvaro, es verdad que te quiero, que no he dejado de hacerlo, que me fui por lo que pasó con Silvia, que la foto me lo mandó un anónimo, que...
-¿Me puedes dar el número que te mandó la foto?-me interrumpió.
Asentí, cogí el móvil y le dejé el mensaje. Álvaro sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y marcó el número en su móvil.
-¿Qué haces?-pregunté mirándole entre curiosa y extrañada.
-Viendo si ese anónimo es alguien que nos conoce o no-sonrió satisfecho-.No me puedo creer que haya vuelto a la carga y ahora con nosotros.
-¿Qué pasa?-fruncí el ceño.
-Diana fue quien te mandó el mensaje-me respondió mirándome y tendiéndome su móvil.
-¿Qué ganaba ella con eso?-pregunté sorprendida.
-No lo sé, pero pienso averiguarlo en cuanto volvamos a Madrid-me señaló-.Ahora quiero que me cuentes qué te pasa, no te vas a librar y, como le has dicho a los chicos, de hoy no pasa-me advirtió.
-Espero que te quede claro que no pienso ser una carga para ti, así que si no quieres hacerte cargo, lo entenderé-inspiré hondo-.Yo...
-Estás enferma, ¿verdad?-me miró y parecía preocupado.
-¿Por qué lo dices?-le miré extrañada.
-Cuando conocimos a Isa, ella tenía mareos, no podía comer mucho y la tuvieron que ingresar en un hospital, antes te mareaste en mi habitación y no comes mucho-respondió.
-No es eso... No es una enfermedad lo que tengo-bajé la mirada-.Es verdad que me mareo, no como mucho porque no tengo ganas, tengo náuseas y vomito, pero no es porque esté enferma.
-¿Entonces?-preguntó curioso.
Cogí aire despacio y lo solté rápidamente, no podía darle más vueltas, iba a soltarlo y después me atendría a las consecuencias.
-Álvaro, estoy embarazada.
Le miré al tiempo que abría los ojos más de la cuenta y comenzaba a balbucear.
-¿C-cómo embarazada?-tragó saliva con dificultad.
-Voy a ser madre, estoy esperando un bebé-respondí.
-¿C-cómo?-tartamudeó de nuevo.
-No pienso explicarte cómo se hacen los bebés, tienes una edad y ya debes saberlo-le señalé.
-¿Cuándo?-creo que fue en ese momento en el que cayó en la realidad.
-Estoy de mes y medio, así que...
-Cuando llegamos de la gira-acabó por mí.
-Sí, aunque más exactamente el día siguiente-le aclaré.
-Estás embarazada-se levantó de la cama con las manos en la cabeza y comenzó a dar vueltas por la habitación-.Embarazada... Bebé... Ella...
-Ya no te parece tan atractiva la idea de ser padre, ¿verdad?-sonreí con tristeza aunque él no me mirara.
De repente, se paró, dejó caer las manos a ambos lados de su cuerpo y se quedó estático. Me asusté, me levanté de la cama rápidamente y me puse delante de él.
-Álvaro-le llamé poniendo mis manos en sus mejillas-.Hey, ¿qué te pasa?
-Yo... Tú... -me miró a los ojos con un brillo extraño-.Ainhoa vas a ser mamá-abrió los ojos un poco más de lo normal-, mamá de mi bebé.
-Sí, vamos a ser padres-dije tranquila y dulcemente, estaba asustada por la reacción que había tenido.
Cayó de rodillas a mis pies quedando su cara frente a mi barriga aun plana, me subió un poco la camiseta con una mano y la otra la puso sobre mi tripa, una lágrima cayó de sus ojos verdes y a mí se me cayó el mundo encima, esperaba cualquier reacción menos verle llorar.
-Bebé-susurró acariciando mi barriga-, soy papá... Tu papá-sonrió y sorbió por la nariz mientras las lágrimas caían por sus mejillas y a mí se me acuaban los ojos-.Mi bebé, te prometo, bueno, mejor te juro que no me voy a separar de tu lado nunca, ni del de mamá, os juro a los dos que ahora más que nunca os voy a proteger, que no me voy a dejar guiar ni engañar por nadie... Te amo.
-Álvaro...-sorbí por la nariz y me aclaré la garganta un poco.
Él dejó un beso en mi tripa y se levantó mientras se secaba las lágrimas, me miró y unió su frente con la mía.
-Te amo-me susurró.
-Yo...
-Shh...-puso un dedo sobre mis labios-No digas nada.
-Pero quiero que sepas que...
-Ainhoa, me has hecho el hombre más feliz del mundo, adoro a los niños, me encantaría ser padre y, que tú seas la madre, es lo que más deseo-me secó las mejillas con sus manos-.Te amo y ahora menos que nunca vamos a romper.
-Pero...
-Nada de peros, me negaba a dejarte ir porque te quiero ahora menos te voy a dejar ir, quien debe desaparecer de mi vida es Silvia-volvió a interrumpirme.
-¿Estás seguro de que quieres tener al bebé conmigo?-le miré a los ojos.
-Tan seguro como de que te amo-clavó su mirada en la mía.
-¿Qué pasa si Silvia no quiere dejarnos en paz?-fui realista-No quiero que le haga daño a mi hijo.
-Nadie le hará daño a nuestro hijo-remarcó las dos últimas palabras-y ella menos.
-¿Cómo estás tan seguro?-sentía miedo por él, por mí y por el pequeño que crecía dentro de mí.
-¿Me quieres?-me enfrentó.
-Te amo-respondí sin dudar un segundo.
-Entonces confía en mí-suplicó-.¿Lo harás?
Lo miré a los ojos y me quedó claro que no quería pasar más tiempo sin él, quería estar con Álvaro pasara lo que tuviera que pasar.
-Lo haré, te lo prometo-asentí.
Una sonrisa se instaló en sus labios y se sentó en la cama, con su mano tiró de la mía y me dejó frente a él, con su cara pegada a mi vientre.
-Bebé, gracias-dio un beso-.Prometo no separarme de tu mami y ser el padre que te mereces, también te prometo que no os pasará nada a ninguno y que os cuidaré con mi vida si hace falta-me acarició la tripa-.Te quiero mucho.
-Bebé, dile a papá que le ha dicho a mamá que no la va a dejar y que la ama, que ella se lo ha tomado como una reconciliación...
-Ha sido una reconciliación-me corrigió.
-Que quiere estar con papá por encima de todo lo que tenga que venir y de quienes quieran interponerse y que le parece genial que te dedique todos los mimos que quiera y más, que te acaricie, que te mande besos... Pero que, como no le de aunque sea un pequeño beso a ella, va a terminar por ponerse celosa e irse a dormir-terminé y me crucé de brazos.
Álvaro rió, tiró de mi mano echándose hacia atrás y llevándome con él para después darse la vuelta y quedar él encima de mí. Me miró a los ojos y, poco a poco, fue acercándose a mí, acabando con la distancia que separaban nuestros labios para regalarme el mejor beso que me podía haber dado. Fue en ese momento cuando me di cuenta de todo lo que lo había extrañado y no fue por el beso, sino porque con ese, para algunas personas, simple gesto, me dijo cuánto me amaba. No se necesitan palabras en el amor, eso me queda más que claro.
Álvaro se separó de mí en cuanto comenzó a escasearnos el aire y me sonrió antes de bajar a mi tripa y volver a destaparla.
-Bebé, cierra los ojos porque mamá y papá van a hacer cosas de mayores-me guiñó un ojo pícaro y yo me sonrojé sin motivos-.Buenas noches, te quiero.
Dejó un beso y volvió a subir hacia mi cara.
-Te amo, smiler-le acaricié la mejilla.
-Yo también te amo, Ainhoa, más que a mi vida-unió su frente a la mía-.Quiero que vuelvas a ser mía, tanto esta como todas las noches de mi vida.
-Y lo voy a ser, te lo prometo-le miré a los ojos.
Me sonrió y volvió a besarme. Esa noche nos demostramos que nos habíamos necesitado y me juré no volver a salir corriendo si algo sucedía, ahora menos que nunca por nosotros y por nuestro bebé.

sábado, 1 de febrero de 2014

Capítulo 7: Hoteles

*Clara*
Carlos entendía a mi amiga Ainhoa a la perfección, aunque al igual que todos nosotros, no compartía la idea de ocultárselo a Álvaro.  Hoy, después de haber quedado con las chicas llegué a casa algo exausta, el embarazo era agotador, este bebé iba a ser grande.
-¡Ya he vuelto!- grité al entrar por la puerta, pero no obtuve respuesta, en su lugar oí la voz de mi novio de fondo, estaba cantando en la cocina.
Me acerqué sigilosa a la puerta y le miré con atención, no solo cantaba, también estaba bailando animadamente mientras cocinaba.
-¿Qué cocinas?- pregunté haciendo que él se sobresaltase, no me esperaba tan cerca, yo comencé a reír.
-Pues estaba haciendo un plato de espaguetis, mi especialidad...
-Y más bien lo único que no se te quema.- Dije irónica.
-Bueno, también es verdad, pero es que hoy es un día especial porque tenemos que hablar de algo muy importante.
-¿Algo muy importante?- enarqué las cejas y le miré interrogante.
Carlos asintió, pero no me dijo nada más, me mandó a la ducha y yo le hice caso, me duché tranquilamente, me puse ropa cómoda y fui al comedor donde ya me estaba esperando todo listo.
Tras comer Carlos se arrodilló frente a mí y extrajo de un bolsillo de su chaqueta un anillo.
-Vamos a hacerlo en condiciones ¿No?
-A mi ya me servía de la otra- dije sin poder parar de sonreír ante el recuerdo de cuando me propuso matrimonio en la boda de las chicas con su pulsera, que siempre llevo.
-Bueno, pero lo tradicional es un anillo, aunque para nosotros siempre será la pulsera ¿no?- me sonrió de nuevo y me colocó el anillo- Clara, te amo, ¿quieres casarte conmigo?
-Sí, quiero.
Me arrodillé a su altura y le abracé mientras nos besábamos. La barriga se interponía un poco entre nosotros pero lográbamos llegar a nuestros labios.
Nuestros padres ya estaban enterados de todo, tras la boda habíamos hecho una pequeña comida en nuestra casa de Madrid y aunque no les había sentado del todo bien eso de ser abuelos ya, lo habían aceptado, y lo de que nos casásemos... Bueno eso sí les gustó más. Ahora nos quedaban meses de preparativos, habíamos decidido casarnos después de que naciese el bebé para que el vestido no tuviese que ser especial pre-mamá. 
Al cabo de unos días Carlos y yo estábamos bastante alterados, no nos poníamos de acuerdo en que lugar haríamos la boda, la verdad es que nos costaba decidirnos, era complicado ponernos de acuerdo, así que decidimos llevarnos a los chicos y a las chicas con nosotros a los dos lugares que más nos gustaron, uno de ellos tenía un enorme campo a su alrededor lleno de plantas hermosas, se veía todo desde los salones que estaban acristalados, el otro lugar era a pie de mar, ese era precioso y se podía pasear por él, también tenía paredes acristaladas que daban unas vistas exquisitas de la playa.
Al primero que fuimos fue al del campo porque se encontraba más cerca, estaba en alicante, el de la playa era en málaga, e iríamos al día siguiente, habíamos decidido pasar una noche todos en cada hotel para así ver también que tal se pasaba.
Llegamos todos juntos como la gran familia que éramos, habíamos venido en coches separados, ya que los chicos decían que así era más fácil por si alguno decidía volver antes a Madrid.
-¡Hola tita Clara!- chilló la pequeña desde los brazos de su madre.- ¡que apa tas!
-¡Oh! ¡Tú si que eres guapa, preciosa!.- Dije antes de acercarme deprisa a ellas y darle un achuchón. 
-Claris, cariño cuidado, que tu peque no creo que tenga tantas ganas de achuchones como tú- dijo Isa apartándome a Sara.
-Mami, ¿y papi?
-Aquí, cielo.- Dijo mientras aparecía detrás con un carrito para bebés.
-Sara, venga, ahora un ratito al carrito, ¿vale?- le dijo mi amiga.
-Jo mami, no ero.
-Venga, que nosotros no podemos llevarte todo el tiempo en brazos.- Dijo Blas mientras la cogía él y le besaba el moflete.
-¿Quién dice que no?.- Dijo Carlos mientras se acercaba a nosotros y cogía a Sara en brazos y la alzaba.
-¡Tito Carlos!- dijo la pequeña riendo mientras mi prometido la aupaba en el aire.
Después de que los chicos se la pasasen unos a otros, y yo me muriese una y otra vez por cogerla en brazos, la peque dijo que quería dormir y la dejaron en el carrito, sus padres tenían razón, deberían haberla dejado ahí desde el principio.
Pasamos al recibidor y una chica nos atendió al momento, entonces me percaté de que Ainhoa no dirigía la mirada hacia la parte en la que estaba Álvaro, y Dani les miraba con decepción, parecía a punto de estallar.
-Buenos días, ¿tienen reserva?
-Sí,- Carlos les pidió las llaves y se las fue dando a los chicos, y la recepcionista nos dijo que a las seis nos prepararían todo para la prueba de comidas y cartas para la boda. Nosotros asentimos y nos fuimos a nuestras habitaciones.
-Lau.- Escuchamos a Dani de golpe.- ¿Me perdonas o no?
-Um, no, aún no- dijo esta y nosotros sonreímos, siempre estaban igual, no cambiarían nunca y eso es algo que a todos nos daba seguridad, si ellos seguían así eso significaba que el tiempo no nos cambiaría.
-Jo, pues yo quiero que me perdones.- Insistía Dani mientras sus manos se iban acercando discretamente a la cintura de su mujer, pero esta le vio las intenciones, agarró el carrito de Sara y a Isa del brazo y se fueron caminando.
-¡Eh! ¡esa es mi mujer!- se quejó Blas, Dani le puso la mano en el hombro y ambos se miraron con cierta comprensión, todos reímos.
Nuestras habitaciones estaban en el piso más alto del hotel, bueno, casi, el más alto era la parte de los recién casados y eso no se lo daban a cualquiera. Al rato de subir al ascensor oímos un golpe seco y a un chillido de chico... David.
-¡Raquel eres una bruta!- dijo mientras se llevaba la mano al brazo y ponía morritos.
-¡Shhh!- exclamó Lau- la niña.
David pidió perdón con la mirada y después miró mal a Raquel que se acercó a Ainhoa y la cogió del brazo.
Carlos me cogió de la cintura y me besó el cuello.
-¿Qué te va pareciendo este?
-Bueno, me gusta, tiene unas vistas preciosas.- Dije y noté como sonreía.
Entonces vimos como Blas se acercaba a Isa y Lau y besaba a Isa y Dani le llamaba traidor o algo así, nuestros amigos no cambiarían nunca. Sin embargo, Álvaro, no parecía el mismo, estaba distante, estaba como ido y ensimismado.
Llegamos a nuestras habitaciones y decidimos que nos veríamos a las dos en la piscina, después nos cambiaríamos y nos iríamos a la prueba.
Carlos y yo entramos en la habitación 641 y miramos todo con detenimiento, era preciosa y las vistas... Puaf, inimaginables. El baño era enorme y tenía una bañera.
deshicimos las maletas y buscamos los bañadores, me puse el pre-mamá y me miré en el espejo, aún no tenía tanta barriga, pero se empezaba a notar. Unas manos rodearon mi barriga y unos labios besaron mi cuello despacio haciéndome volar.
-Te quiero, morena- me dijo mientras me daba la vuelta y me besaba los labios delicadamente.
-Yo también te quiero, rubio.- Dije sincera.
El embarazo me tenía realmente melosa y cambiada, no parecía yo misma, a veces me miraba al espejo y me sorprendía de ver que seguía siendo Clara.
Carlos y yo cogimos las toallas y bajamos a la piscina, nos tumbamos en las tumbonas y vimos a lo lejos un torbellino de pelo castaño con la princesita, y a David detrás diciéndole que tuviese cuidado.
-¡tita!- me llamó.
-¡Sara!- me hice un poco a un lado y Raquel se sentó a mi lado mientras David acercaba una tumbona y colocaba las toallas.
-Los papis querían intimidad ¿eh?- dijo Carlos arqueando las cejas por encima de unas gafas de sol que acababa de ponerse.
-Seguramente, pero la idea de dejarles a solas ha sido de Raquel.- Dijo David mientras cogía a Sara en brazos y la mecía con cuidado.
-Bueno, mi hermana y mi cuñado no tienen mucho tiempo para estar solos, y menos desde que la princesa se puso malita, así que un poco de intimidad, no les vendrá mal.
-Bueno, solo esperemos que no vallan en busca de un hermanito.- Dije.
-Nos hemos encargado de eso.- Dijo David mientras sonreía de forma divertida y pícara.
-¿Qué has hecho pastelito?- le pregunté.
-Ha sido ella.
Carlos y yo la miramos interrogantes.
-Sólo les di lo necesario.
En ese momento Ainhoa se unió a nosotros, lucía un bonito biquini color verde, había perdido mucho peso, algo que no debería.
-¡Tita Ainhoa!- chilló Sara. Entonces la callé antes de que soltase su frase, sabía que diría algo como ''dónde está tito Álvaro''.
-Ainhoa, cariño, no deberías perder peso en tu estado.- Dije cortando a la peque.
-Lo se, pero no depende de mí, no puedo comer.
-Bueno, hay una canción, o varias de Pablo Alborán.- Dijo diciendo Pablo en voz muy alta.
Entonces decidí entrar en la piscina con Carlos, le agarré de la mano y me lo llevé conmigo. Los demás no tardaron en seguirnos, menos Ainhoa que se quedó con la princesa en las toallas por petición propia. A las dos, Lau y Dani bajaron, Lau venía riendo y Dani picado.
-Algo me dice que hicisteis las paces, pero que esta vez él es el que va a tener que perdonarte a ti.- Dijo Carlos.
Lau cogió a Sara en brazos y esta la abrazó con fuerza.
-Madrina.- Dijo casi en un susurro, Lau se sorprendió de que la peque lo dijese bien, pero Sara no volvió a decir madrina... 
Dani se sentó al lado de Lau y cogió a Sara, a los pocos segundos Álvaro bajó con nosotros y se sentó al lado de Carlos, Dani le pasó a Sara y a Ainhoa se le empañaron los ojos, yo la abracé y le dije en el oído que se tranquilizase, que respirase hondo.
Entonces aparecieron los que faltaban, Blas llevaba a Isa a caballito mientras esta reía.
-Os ha venido bien la soledad ¿eh?- dijo Dani mientras arqueaba una ceja.
-No lo sabes tu bien.- Dijo Isa.
-Papi.- Dijo Sara mientras le hacía carantoñas y le sacaba la lengua, Blas fue a cogerla y esta se abrazó a Álvaro.- No, agora toy con tito Álvaro.
Todos nos reímos y comimos entre risas mientras Álvaro jugaba con la princesa.
Al acabar nos fuimos a cambiarnos y a arreglarnos para las pruebas de la comida, no tardamos mucho en ponernos guapos, y en meternos unos con otros en los feos que eramos o dejáramos de ser.
La comida estaba buenísima, todo hay que decirlo, y comimos como nunca.
-¡Definitivamente, quieres hincharnos!.- Soltó Raquel mientras se echaba atrás en la silla del comedor.
Solté una carcajada y brindamos, yo con zumo, al igual que Ainhoa, los demás con vino tinto.
-Brindemos porque pasemos muchos años juntos.- Dije.
-Y para que nuestros hijos algún día, se lleven tan bien como nosotros.- Dijo Blas.
Todos brindábamos y entonces volví a levantar mi copa.
-Y para que los problemas puedan solucionarse, que pase lo que pase permanezcamos unidos y que sepamos que somos una familia.
Bebimos y nos miramos unos a otros con sonrisas. Carlos me dio un beso y supe que estaba donde quería estar y con quienes quería.

*Isa*
Llegamos al segundo hotel, era en primera linea de playa, y lo mejor es que podías salir a dar un paseo.
-Mami, ¿or que amos de aseo en el oche?- me preguntó la princesa desde el asiento mientras le quitaba el cinturón.
-Porque tita Clara y tito Carlos se van a casar y van a elegir donde.- Le expliqué.
-Ah, ¿papi y tú ambién lo esidisteis asi?
-Sí, más o menos, pero sólo íbamos tu madrina, tu padrino, tu padre y yo.
-Ah...
Pareció conformarse por ahora con esas respuestas pero mi hija no se conformaba con ese tipo de respuestas, ella siempre quería toda la explicación. Blas se reía de todo casi siempre, menos cuando las preguntas iban dirigidas a él, entonces se quedaba blanco y respondía con tartamudeos. 
Nos acercamos a los chicos, que estaban dentro del hotel esperando a que entrásemos. Carlos ya había sacado las llaves y nos la entregó, el recibidor de este hotel era mucho más grande y elegante que el del otro.
Después de que todos le hicieran  carantoñas a mi pequeña, nos indicaron que a las dos nos harían la degustación de comida, era una hora razonable. Este hotel tenía una piscina, como la otra, pero también una salida a la playa, y eso no nos lo perderíamos por nada. Después de comer quedaríamos para dar una vuelta por la orilla. Aunque seguramente Blas y yo tendríamos quedarnos en la habitación con Sara, ya que era la hora de la siesta.
Entramos a la habitación, era una enorme habitación con cama de matrimonio, un par de sillones, un escritorio con televisor y un baño enrome con bañera, nos habían puesto una segunda cama, un tanto pequeña, al lado de la de matrimonio y pegada a la pared, así podríamos acostar a Sara aunque fuese con cojines a los lados para que no se cayese. 
-Que bonita, ¿eh?- le dije a mi peque.
-Sí, ¿amos a ormir aquí?
-Sí, mira, tú en la cama pequeñita porque es la cama de la princesita.- Dijo Blas y Sara le extendió los brazos- vamos a mirar la playa.
Los dos salieron a mirar la playa por el balcón mientras yo deshacía la maleta. Entonces llamaron a la puerta de la habitación, era Lau.
-Isa, ¿sabes en qué habitación están Clara y Carlos?
-Pues... No...- Ese par se había guardado para ellos el número de su habitación.- Vamos a ver si Raquel lo sabe- giré la cabeza hacia la ventana- Blas, voy a buscar a Clara con Lau, ahora vengo, cariño.
-Vale, ten cuidado no te vallas a perder, recuerda que estamos en la planta 8, habitación 823.
-Qué gracioso es mi marido.- Dije con cierta ironía y Lau se rió para sí.
Ambas salimos al pasillo, era un pasillo inmenso con una alfombra de color rojo en el suelo. Las paredes estaban impecables.
-¿Cómo que vas a buscar a Claris?- pregunté.
-Nos hemos equivocado de maleta, ella tiene la mía, y yo la suya. 
Entonces me fijé que llevaba la maleta del brazo, soy realmente despistada.
-Tú estás en la 822 ¿no?
-Sí, Raquel en la 821 ¿verdad?
-Sí, me alegro de no tener a esa escandalosa al lado.- Las dos hicimos el mismo gesto y nos echamos a reír, Ainhoa estaba en la 824, y Álvaro en la 825. Estaban pegados, aunque no les hacía realmente gracia, pero así es la vida.
Raquel dijo que a Clara y Carlos les habían dejado en este hotel la suit, así ganarían más puntos a la hora de elegir, pero, ¿donde estaban esas habitaciones?
Lau y yo entramos a la habitación de Raquel, y pillamos a un David semidesnudo saliendo del baño, nos echamos a reír, eramos de lo más oportunas. Lau marcó en el teléfono de Raquel el número de recepción y pronto nos dijeron que, al ser la última planta, las suit estaban al principio, la habitación de Clara era la 813. Lau y yo dejamos a David y a Raquel solos y nos marchamos a la 813.
-¿Crees que es pronto para tener hijos?- me soltó de golpe.
Me pilló de improviso, fue una pregunta que me dejó patidifusa durante unos segundos que parecieron años.
-La verdad, voy a serte sincera, eres joven, pero, tener un hijo es lo más bonito que puede pasar en la vida, cuando me enteré de que estaba embarazada, ya puedes acordarte de mi reacción.- Lau sonrió al recordar la escenita que monté en el baño- sientes un gran flujo de emociones, no sabes si lo harás bien, si estás preparada, si sabrás que hacer cuando llegue el momento, es una decisión que va a cambiarte la vida, tú puedes decidir, yo no lo hice, pero te digo que jamás me arrepentiré de haber tenido a Sara, y si quieres y estás decidida a tener un hijo, tenlo, estás lista para ser madre y serás una madre de primera, te lo digo como tu hermana y como tu mejor amiga.
-Gracias- me abrazó- pero yo no....
No dio tiempo a hablar de nada porque nos interrumpió Álvaro.
-Chicas, ¿a donde vais?
-Podríamos preguntarte lo mismo, guapo- le dije y él esbozó una sonrisa.
-Touche.- Dijo y se marchó mientras Lau y yo llamábamos a la puerta de la habitación de Clara. 
Oímos unas risas dentro, un ruido y nos abrió Carlos.
-Oh, Bella, Lau, las rubias, ¿qué hacéis aquí?
-Tu novia se confundió de maleta, ¿qué estabais haciendo para no daros ni cuenta?- le dijo Lau.
-Llamamos al servicio de habitaciones y pedimos helado.
Aparté a Carlos que no hizo mucha fuerza por retenernos y miré en la habitación, era inmensa y preciosa, una autentica suit, se parecía a las que nos dieron a Blas y a mi y a Lau y Dani en nuestra noche de bodas.
-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Clara después de sacarse la cuchara vacía de la boca.
-Traerte la maleta.- Dijo Lau- y recuperar la mía.
-Ups... Es que se parecen tanto.
Lau le echó una mala mirada y ambas nos marchamos para dejar sola a la pareja, no sin antes hacerles un comentario sobre como les iba a salir el niño de despistado o despistada. 
Laura y yo llegamos a su habitación y nos encontramos a Dani, Blas y la princesita jugando en la cama.
-Tardabas mucho, y Dani se aburría.- Dijo Blas mientras se encogía de hombros.
-Además que mi ahijada me echaba de menos, a que sí, preciosa.- Dijo Dani mientras Sara le daba un beso en la mejilla y asentía.
-Te ero ucho anino.
-¡Ohhh!- exclamamos Lau y yo a la vez.
-Es que eres un caramelo, sabor princesita.- Dijo Blas mientras cogía de nuevo en brazos a nuestra hija y esta reía.
Pasamos juntos un rato más, hasta que vimos que eran las doce, y Sara empezó a sentir sueño. Nos marchamos de la habitación de Dani y Lau y Sara se espabiló, nos encontramos a Ainhoa en el pasillo.
-Hola.- Nos saludó con una sonrisa.
-Hola tita.- Dijo Sara mientras le extendía los brazos.- ¡Te echo e menos!
-Oh, y yo a ti preciosa, anda ven, vámonos a jugar un ratito abajo, que he visto que hay un parque, y así tus papis pueden organizar las cosas.- Nos guiñó un ojo pícaramente.
-¡Sí!- exclamó Sara mientras nos ponía ojitos a Blas y a mí para que diésemos nuestra aprobación.
-De acuerdo, muchas gracias.- Le dije a Ainhoa.
-¿Qué se dice Sara?
-Asias tita Ainhoa.
-De nada.- Dijo riendo mientras se la llevaba por el pasillo.
Blas y yo no tardamos ni diez segundos en entrar en nuestra habitación y reír.
-Esto es increíble, ¿por qué no salimos de viaje más a menudo?- le pregunté riendo mientras él me abrazaba contra su cuerpo y comenzaba a besarme efusivamente.
-Creo que a partir de ahora esto va a pasar más que nunca.
Comenzamos a desnudarnos y a besarnos con más intensidad mientras nuestros cuerpos piden más el uno del otro. Poco a poco llegamos a ser uno de nuevo. Pero no podemos quedarnos dormidos, no cuando Sara está con Ainhoa. Blas me acaricia la espalda delicadamente y entonces me dice que me quiere le correspondo sincera, sabiendo que no querría esto con nadie más. Pero va siendo hora de ir a por la princesa. Nos levantamos y nos vestimos, aprovechamos y nos ponemos ya los bañadores, vamos al parque del piso de abajo, y nos encontramos a Ainhoa saliendo de allí con Sara acostada en el carrito, estaba dormida.
-Estaba agotada del viaje.- Dije y le volví a dar las gracias a Ainhoa.
Blas y yo miramos la hora, las dos, era la hora de ir a probar la comida al gran comedor. Cuando llegamos ya estaban todos ahí, nos sentamos, Sara dormía plácidamente mientras nosotros comíamos y reíamos. Se despertó en el postre, le tocaba comer, le hice el biberón, pidiéndole a la camarera que nos calentase la leche, le dimos de comer y se volvió a dormir. Ahora todos se iban a ir a la playa, pero Sara estaba dormida. 
-Creo que no vamos a poder ir- dije.
-La princesita ¿no?- preguntó Carlos.
-Sí, que se le va a hacer- dijo Blas.
Sara se despertó y pudimos ir, nos la llevaríamos, sería la primera vez que iba a la playa.
-Yo no voy- Dijo Ainhoa cabizbaja- no me encuentro demasiado bien.
-Oh, cariño, ¿quieres que me quede contigo?- le preguntó Raquel.
-No, tranquila, estaré bien sola.
-¿Segura?- preguntó David.
-Sí, tranquilos.
Sin decir más, se marchó a su habitación y nosotros nos fuimos a la playa.
-¡Ohhh!- chilló Sara- ¿e uli! ¡e es eso mami?
-Es la playa.
-Mira, princesa.- Dijo Blas al encontrar una caracola enorme.
-¡WOW!- Chilló Sara de nuevo.- ¡E onita! 
Todos nos reíamos cada vez que se encontraba algo nuevo.
Extendimos las toallas y me tendí con Sara, le puse la crema para el sol y se quejó, decía que ella no quería ser un muñeco de nieve, después de un rato, Sara no paraba de jugar con la arena y las caracolas que le iban trayendo todos. Después entramos un poco al agua, y se quedó un rato con su padre en las toallas, volvió al agua y salimos los tres de ella para tendernos en las toallas, estaba cansada y quería dormir. Le puse más crema y Blas le cantó porque ella se lo pidió.
-¡esera!- exclamó cuando casi había cerrado los ojos.
-¿Qué pasa cariño?- preguntó Blas.
-Ero que me ante ambién mi anino y los titos.
Los chicos sonrieron y se agruparon a nuestro alrededor. Dani abrazó a Lau por detrás y se tendieron cerca de Sara, Clara se tendió en las piernas de Carlos, Raquel abrazó por la espalda a David y le besó el cuello y Álvaro se tendió a nuestro lado.
-Claro que cantaremos.- Le dijo este último.
Ellos comenzaron a cantar sentado en un banco, por petición de las chicas y mía.
Sara sonrió mientras cerraba los ojos poco a poco y nos cogía de la manos a Blas y a mí. Al dormirse Álvaro nos dijo que él ya se iba a las habitaciones, que si queríamos que se la podía llevar a su habitación un rato hasta que nos hubiésemos duchado. La verdad es que nos parecía una enorme idea, además, así iría practicando para cuando le tocase a él.
No tardamos en irnos los demás, Blas y yo nos metimos juntos en la bañera, mi marido la había decorado a lo romántico, lo había llenado todo de velas aromáticas y la bañera estaba hasta arriba de espuma. Pero Álvaro estaría harto de nuestra peque y esta debería darse un baño. 
Fuimos a su habitación y nos encontramos a Ainhoa sentada con uno de los sillones con Sara en brazos y a Álvaro secándose el pelo en la cama.
-Muchas gracias por cuidar de la peque- dijo Blas mientras la cogía en brazos.
-Ni las des, me quedaré con ella siempre que lo necesitéis.- Dijo él.
Nosotros nos marchamos dejándolos solos y bañamos a nuestra princesa, después bajamos a cenar y nos percatamos de que Álvaro y Ainhoa no bajaban.
-Chicos, Ainhoa creo que está intentando hablar con Álvaro.- Dije- cuando hemos ido a por Sara estaba ella allí.
-Ojalá lo solucionen, ¿sabéis? no veo a este par con un hijo sin amor.- Dijo David.
-Además que ellos aún se aman.- Dijo Dani.
-No puedes dejar de amar a alguien por una pelea, y menos después de haber vivido tanto- dijo Blas.
-Totalmente de acuerdo.- Dijo Dani.
-Deberían decirse la verdad- dijo Carlos.
-Aclarar las cosas.- Continuó David.
-Tenéis toda la razón y lo sabemos- dijo Lau.
-Pero esto es algo que deben solucionar ellos.- Finalicé por Lau.
-No siempre es fácil chicos- dijo Raquel.
-Además que decir que estás embarazada tampoco- dijo Clara.
Blas me agarró de la mano y se acercó a mí.
-Pues yo no dudaría en ir a buscarte y decirte que te amo y te necesito a mi lado.
-Te quiero.- Le dije.
Entonces me besó levemente y vimos como se acercaban Álvaro y Ainhoa.